Lecciones de la “acupuntura urbana” de Medellín

La ciudad colombiana de Medellín se ha esforzado por enterrar la imagen de delincuencia y droga, labrada por el narcotraficante Pablo Escobar. Para el cambio social, el municipio se ha servido de la educación, celebra Unesco, que en el informe Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) de 2016 destaca: “Tras la muerte de Escobar, en 1993, la ciudad estableció una agenda progresiva, que incluía la participación de las comunidades en la expansión de espacios y servicios públicos como escuelas y bibliotecas”, y así “se convirtió en una de las ciudades más innovadoras y orientadas a la equidad del mundo”.

La estrategia de 2004 del entonces alcalde, Sergio Fajardo, se denominó “la más educada”, e involucró a la comunidad en la planificación, diseño y uso de fondos. Se crearon escuelas, plazas, parques y el metro. Se actuó en las zonas de más violencia con una planificación urbana integrada, que incluía: “el sistema de transporte, edificios innovadores como espacios de aprendizaje y, en definitiva, la construcción de 120 colegios públicos y nueve bibliotecas”, continúa el GEM.

En la actualidad, Medellín es una de las urbes de la Red de Ciudades Creativas de Unesco, que integran 116 municipios de 54 países. En España son: Barcelona, Bilbao, Burgos, Denia, Granada y Sevilla. Además, en 2013 fue seleccionada por la cadena BBC como “capital latinoamericana de la innovación” y también forma parte de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras.

Sala mi barrio y abuelos cuentacuentos

A su estrategia la denominan “acupuntura urbana” y actúa como la medicina china tradicional, en la que proyectos sostenibles hacen de agujas que revitalizan todo el cuerpo. Un ejemplo es el parque Biblioteca España, tres edificios vanguardistas que ocupan lo que fue una de las zonas más deprimidas de la ciudad. Esto “crea sentimiento de pertenencia entre el ciudadano y su barrio”, aseguran desde el Ayuntamiento.

En su transformación, desde 2008, el Consistorio de Medellín ha hecho especial hincapié en la lectura con los programas Medellín, una ciudad para leer y el Plan Lectura. La red de bibliotecas, además, cuenta con mesas de trabajo que evalúan los programas y recogen las demandas de la comunidad; la Sala mi barrio, que opera en los parques biblioteca y promueve la recuperación de la memoria local; o los abuelos cuentacuentos, un grupo de voluntarios que promocionan la lectura.

Bienvenidos al Club de Lectura Barcelona-Medellín

Nicoletta Radatta, de 36 años, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Niccoló Cusano, en su sede de Barcelona, que pasó un tiempo en Medellín, destaca que el proyecto Voz y letras, de la Alcaldía, acercaba la lectura a los diferentes barrios a través de cuentos cortos, y el seminario El amor, la vida y la muerte abordaba temas transcendentales a través de cuentos como “una caja de herramientas de donde cada cual sacaba el instrumento más útil para enfrentarse a situaciones cotidianas”.

Actualmente esta profesora de origen italiano participa en el Club de Lectura Barcelona-Medellín, que integran una veintena de personas en ambas ciudades. Las y los participantes leen el libro indicado antes de la cita mensual en la biblioteca Can Fabra de Barcelona y ese día conectan virtualmente con Medellín para discutir la obra, y especifica que, en un primer momento, “la lectura sigue siendo una actividad individual, solitaria y reflexiva, y después se convierte en un ejercicio colectivo para desentrañar sus significados”.

Este club “forma parte de un convenio de colaboración entre las bibliotecas de Barcelona y Medellín que, a su vez, se enmarca en un acuerdo de amistad entre las dos ciudades firmado por los alcaldes”, puntualiza Juanjo Arranz, director de programas y cooperación de Bibliotecas de Barcelona.

De los libros leídos en el club hasta la fecha, Radatta se decanta por Tríptico de la Infamia, de Pablo Montoya, que le dejó el sabor amargo de una inquietud: “¿Es posible considerar a Europa paradigma de civilización frente a la supuesta barbarie de otros mundos?”. Y, para incentivar la lectura, recomienda “regalar al niño un libro o una tablet, animar con el ejemplo, aprovechar las bibliotecas y posiblemente lo más urgente, desmontar el mito de que la tele e Internet son las únicas formas de entretenimiento, o que leer es aburrido”.

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