Una escuela democrática

Soraya Chapinal Merino | Presidenta de la Federación MRP Madrid y maestra de Formación Básica en UFIL Puerta Bonit

Siempre se habla de que la escuela pública tiene que ser democrática, pero pocas veces de cómo ha de darse para que lo sea, qué características tiene que tener para considerarse como tal.

Siempre hubo tiempos peores y, ahora que vivimos en un estado democrático, muchas personas piensan que es poder votar cada cuatro años, pero la democracia implica mucho más. Es necesario tener una conciencia colectiva que nos ayude a escuchar más allá de las voces dominantes o las más votadas.

La escuela es uno de los primeros lugares donde los niños y las niñas se relacionan con sus iguales, comienzan a establecer relaciones humanas y aprenden, poco a poco, a convivir. Por tanto, la escuela necesita una organización democrática en cuanto a gestión, objetivos e actividades, que implique a los profesionales de la educación, a las familias y, por supuesto, al alumnado.

El pilar básico de la democracia es la participación. Crear en las escuelas y en el entorno educativo una cultura de participación hace que la aceptación de las diferencias, la gestión de los conflictos y el consenso sean elementos básicos que contribuyen al desarrollo personal y a la formación colectiva.

Por tanto, será primordial propiciar espacios y tiempos que generen proyectos, y dinamizar procesos que permitan analizar y mejorar la práctica educativa en todos los aspectos que dan vida al centro. El profesorado no puede sentir una pérdida de identidad, al revés, reforzaría su labor educativa al compartir procesos, a analizar la práctica y buscar estrategias que ayuden a mejorar el proceso educativo. Sentir que la escuela es de todos y todas, y crecer juntos.

Las asambleas, que hasta ahora parecen asociadas solo a Educación Infantil, son momentos enriquecedores que pueden darse en todas las etapas y en todos los grupos de trabajo. En estos espacios se da una aplicación sistemática del diálogo, una negociación continua para gestionar conflictos y vivirlos de manera enriquecedora, participar de manera activa en deliberaciones y decisiones. Es muy importante dotar de contenido las asambleas, gestionar grupos de trabajo con objetivos concretos, permitir diferentes niveles de participación, asumir responsabilidades con la rotación de cargos y funciones. Pueden darse las asambleas dentro de cada aula, entre delegados y delagadas, de familias, de familias y profesorado, de barrio, de toda la comunidad educativa…

Cada centro tiene una organización interna que viene dada por la Administración, como son un equipo directivo, claustro y consejo escolar, y son en estos espacios donde se pueden impulsar la participación, la orientación, la metodología y la coordinación pedagógica. Primero, tiene que haber una voluntad para que el centro sea verdaderamente democrático, y vivirlo de manera positiva y enriquecedora. Un centro educativo será democrático si los fines y objetivos que se propone son compartidos por todos los miembros del demos escolar.

Somos seres sociables por naturaleza y la convivencia es nuestra manera de relacionarnos con los demás y con la naturaleza. Debemos aprender a vivir en compañía, a respetar el medio ambiente y nuestro barrio, y participar en mejorarlo exigiendo a los ayuntamientos su cuidado y mejora. Educar en la ciudadanía para la participación crítica y responsable.

De un tiempo a esta parte se han reducido gravemente los espacios sociales que permitan asociarse para elaborar proyectos de participación. Son pensamientos muy claros e intencionados de fomentar el individualismo, la desconfianza hacia el otro, marcando las diferencias como puntos de separación e irreconciliables, cauces guiados por el capitalismo para potenciar una sociedad de consumo con falsas expectativas. Por eso, es importante trabajar en las escuelas el trabajo en equipo, cooperativo y solidario. Crear una conciencia social, fomentar la comunicación, recuperar en nuestra sociedad el sentido colectivo de lo público, sentir nuestros derechos y nuestros deberes como ciudadanos y ciudadanas libres.


Bibliografía:

Escuela pública. Dignidad y compromiso. Mª Ángeles Llorente Cortés. Editorial Octaedro
Escuela pública. Democracia y poder. Ignacio Fernández de Castro y Julio Rogero. Editorial Miño y Dávila Editores

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