la humillación entró en mí
tan agitada como un grito
encendiéndome alarmas de guerra
sin embargo lo trágico de las luchas
se detuvo con la daga sagrada
de la dignidad
arma de las mujeres combativas
amantes de la concordia
ridículas razones e inicuos enredos
han devastado nuestro género
torturado a lo largo de las épocas
pacatos intentos y entregas fogosas
nos encerraron en el desprecio
hemos vivido sin caligrafías
ni presentes descifrables
desmanteladas hasta de nosotras
y nuestras hijas
ciclo tras ciclo de distorsiones
y mutilamientos
que como aún continúa
aún hay que denunciarlo
para que lo cante el arte
devengan excomulgados los dioses
lo defiendan los jueces
si ejercen realmente como tales
pues dulces y bruscas
rectilíneas o angulosas
dóciles o rebeldes
nuestro cuerpo siempre
debe sernos propio
y no instrumento de otros
para esto o aquello
bellas pero no floreros
nos queremos
inteligentes pero no artificiales
hijas esposas madres compañeras
no únicamente sexos
vientres o criadas
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