My Ha Le: “Los estudiantes vietnamitas cuentan con cimientos sólidos en Ciencias”

En una calle de suntuosos edificios coloniales, puestos de banh mi –bocadillos de paté– y un enjambre de motos, en el barrio viejo de Hanói, jóvenes en grupo y parejas con bebés, en sillas bajas en fila, toman café con pipas. Es sábado y el centro de la ciudad, en las inmediaciones del lago Hoan Kiem, vibra. En una callecita de restaurantes y bares de bia hoi –cerveza de barril–, frente al centro cultural Dào Duy Tù, niños con zancos, subibajas hechos con neumáticos de colores y juegos didácticos, se camuflan entre los jóvenes que salen de fiesta. Desde 2016, el Gobierno de la ciudad ha ampliado hasta las dos de la mañana el toque de queda que limitaba el horario de los bares hasta las 12 de la noche. Llaman la atención las múltiples actividades lúdicas para niños y jóvenes que se apoderan de los parques.

“En Vietnam todos los colegios ofrecen actividades extraescolares como parte del currículo, es obligatorio para todas las etapas y los estudiantes participan con la orientación y guía de los profesores, según materias específicas, que pueden ser actividades de arte, historia local, prácticas tecnológicas y científicas, el medioambiente, la salud”, explica My Ha Le, directora Nacional de Proyecto PISA-Vietnam, que recibe a esta periodista en Hanói, durante un encuentro sobre Métricas del aprendizaje de Primaria del Sudeste Asiático –una evaluación regional similar a PISA–, en la que participan expertos de Unicef, Unesco, del Consejo Australiano para la Investigación Educativa y responsables del Gobierno.

Sorpresa

My Ha Le reconoce que “fue una sorpresa que Vietnam quedara octavos en Ciencias de PISA”, éxito que atribuye a cuatro factores: primero, a la base de conocimientos científicos con la que se equipa a los niños y niñas en Primaria. “La ventaja de los estudiantes vietnamitas es que han aprendido temas relacionados con la ciencia a temprana edad, por lo que tienen más tiempo para absorber ese conocimiento” y “cuentan con unos cimientos sólidos –formación académica– para resolver los problemas planteados”.

Segundo, a la actuación del Ministerio de Educación y Formación, “con políticas de innovación integral sobre objetivos, contenidos, métodos de enseñanza y evaluación de la calidad, que ha conectado la educación de la escuela con la vida práctica, ha desarrollado las competencias de los estudiantes en la resolución de problemas, y ha apostado por la aplicación de conocimientos transversales o la formación para implementar tareas profesionales específicas en Secundaria”.

Tercero, al valor que se concede tradicionalmente a la educación en Vietnam. Y cuarto, a la actitud positiva con la que los estudiantes participaron en PISA: “Estaban emocionados por hacer la prueba y, aunque había ejercicios muy diferentes a los que habitualmente realizan, respondieron todos los ítems de la libreta, hasta los que no sabían”.

Resultados

Otra de las conclusiones de PISA es que el 20% del alumnado más pobre está entre el 25% de los estudiantes con mejor puntuación de todos los países. My Ha Le lo explica en base “a las múltiples iniciativas que el Partido Comunista y el Ministerio de Educación y Formación tienen para los estudiantes desfavorecidos con un sistema de escuelas permanentes (internados) y mediopensionistas para minorías étnicas y estudiantes de zonas desfavorecidas, que, además de techo y una ayuda financiera, reciben clases de apoyo después de clase”. Dice que este sistema “ha dado sus frutos a la hora de ofrecer igualdad de oportunidades”. También cita los proyectos diseñados por el Ministerio para apoyar a las y los estudiantes desfavorecidos, por etapas, campos y áreas específicas, por ejemplo, el Proyecto de Educación Secundaria para las áreas más difíciles. Y, por último, menciona las políticas específicas para los más pobres, como la gratuidad o reducción de la matrícula, becas, etc.

My Ha Le atribuye el abandono temprano, sin darle más importancia, a la duración de su sistema educativo obligatorio. “En muchos países, la Primaria es de seis años mientras que en Vietnam es de cinco. Como resultado, mientras que los estudiantes de PISA en otros países están en el noveno curso, los estudiantes en Vietnam están en el décimo”. Y añade que, debido a que “después del noveno curso tienen la oportunidad de seguir una FP, entrar en el mercado laboral o continuar estudiando la Secundaria, la tasa de matrícula de los estudiantes de 15 años en Vietnam es solo el 65%, porque algunos ya han elegido otro camino”, zanja.

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