CEP Ramón Pelayo: Horizontes lejanos

Presentamos un proyecto a la convocatoria de los Proyectos Integrados de Innovación Educativa (PIIE) porque, por convicción, nuestro colegio se apunta a un bombardeo. También por necesidad, sin que una tenga más peso que la otra y sin que se repartan al cincuenta por ciento. Ambos motivos se superponen y suman sus respectivas capacidades de influencia.

La convicción

Nuestro claustro está formado por maestras y maestros inquietos, implicados, con voluntad de hacer las cosas mejor. Desde hace muchos años venimos participando en programas e iniciativas institucionales de diferente índole. Y, durante todo este tiempo, hemos lamentado su falta de continuidad y su demasiado frecuente utilización política. Así que, cuando llegaron los PIIE, la primera reacción fue “otra más”. A continuación, leímos las bases de la convocatoria y nos planteamos si esta no sería la oportunidad de integrar diferentes líneas de trabajo en marcha, de proyectar a largo plazo –inicialmente, tres cursos–, de contar con recursos materiales y personales adicionales. Así que, de nuevo, como hicimos al sumarnos al bilingüismo y otros planes anteriores, decidimos dar el paso.

La necesidad

Nuestro colegio tiene una larga historia que va para 84 años. La última década ha sido complicada, con una progresiva pérdida de alumnado derivada de múltiples factores externos (entre los más destacados, aparece la anomalía de que somos un centro únicamente de Primaria, sin Educación Infantil). Nuestro esfuerzo en los últimos tiempos se dirige, sobre la base de una enseñanza de la máxima calidad posible (que, como a todo centro escolar, se nos supone), a pulsar aquellas teclas que ayuden a conectar con las expectativas y necesidades de las familias de nuestro desfavorecido entorno. Todo esto con la intención de sobrevivir a esta época de crisis que ha golpeado con especial intensidad a las familias de nuestro alumnado, y recuperar matrícula y volver a ser un centro pujante. Por eso nos sumamos a todas aquellas iniciativas que supongan ensanchar nuestros horizontes y mejorar la oferta educativa: para ser visibles, rodeados como estamos de otros muchos centros públicos y concertados, y para ser cada día mejores.

Una ventana abierta al mundo

Nuestro PIIE tiene una triple línea de actuación:

  1. Metodológica. Pretendemos innovar para actualizar nuestras formas de enseñanza, tratando de que los aprendizajes sean cada vez más significativos, colaborativos, adaptados a las demandas y características individuales del alumnado. Esta es la parte más difícil, porque exige trabajo en común, formación (nos hemos constituido como Seminario en el CEP de Santander) y renunciar a muchos hábitos fuertemente anclados en nuestras respectivas prácticas docentes. La competencia lingüística (en español, inglés y francés) es el eje principal de actuación que se despliega a través de un proyecto de trabajo anual, en este curso dedicado al mundo del arte.
  2. Favorecer la participación de las familias en la vida escolar. Fomentando la implicación en el AMPA (Asociación de madres y padres de alumnado), la asistencia a las celebraciones colectivas y a las actividades formativas destinadas a los padres y madres, y mejorando la acción tutorial.
  3. Ampliar la oferta educativa del colegio con la puesta en marcha de actividades extraescolares (que en los últimos cursos no había sido posible) y de un cursillo de natación en horario escolar, pensado para completar la alfabetización física –según los parámetros de la Unesco– de las niñas y los niños de 2º nivel, y que tiene vocación de continuidad para el futuro.

Estos meses de desarrollo del PIIE han representado una experiencia interesante. Hemos avanzado enormemente en ciertos aspectos, aunque somos conscientes de que aún nos queda mucho por mejorar. A menudo perdemos la perspectiva que marca el proyecto, inmersos como estamos en los afanes del día a día. Contemplamos con cierta impotencia cómo los recursos anunciados llegan con retraso (o no acaban de llegar). Avanzamos dos pasos y da la impresión de que los ambiciosos objetivos que nos marcamos se alejan otro tanto. Pero no debemos perder de vista que, mientras caminemos en dirección al horizonte que nos hemos marcado, nos estaremos moviendo en la dirección correcta. Hacia la utopía.

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