Nosotras,
que nunca dominamos los vientos
ni senderizamos los acantilados
ni caminamos sobre las aguas
ni preanunciamos las estaciones.
Nosotras,
a quienes no nos permiten evitar vetos
ni gozar nuestros fértiles cuerpos
durante el día
ni caminar erguidas por la noche
en ninguna ciudad del mundo.
Nosotras,
postergadas y heridas,
somos las que hacen lo importante,
damos la vida.
Todos sois nuestros hijos,
incluso los magnicidas.
Deja un comentario