Altas expectativas en la presencia comunitaria en escuelas multiculturales en Brasil

Las expectativas generadas en la relación entre escuela y familia influyen en el aprendizaje del alumnado, especialmente cuando proviene de entornos culturalmente desfavorecidos. En este texto, mostramos cómo los grupos interactivos (GI) permiten que todos los niños y niñas logren el máximo aprendizaje, cumpliendo con las altas expectativas de su comunidad.

En Brasil, a veces se alega el multiculturalismo como un desafío de la enseñanza en las escuelas públicas, en las que están matriculados la mayoría de los estudiantes de Educación Básica de todas las edades (81% = 38,3 millones). Esta afirmación se basa en la creencia de que los familiares de grupos populares no valorarían los procesos escolares y los contenidos relacionados, a diferencia de los familiares con mayor nivel educativo, quienes ofrecerían todo el apoyo necesario para la escolarización de sus hijos.

Para superar esta creencia, existe evidencia científica que puede apoyar actuaciones edu- cativas que conduzcan efectiva- mente a superar los desafíos del multiculturalismo, como lo de- muestran las escuelas que se transformaron en comunidades de aprendizaje (CdA) en Brasil (https://doi.org/ 10.1174/113564009788345871). En estas escuelas se realizan GI, entre otras actuaciones educativas de éxito (AEE) que presuponen altas expectativas de toda la comunidad en relación a las capacidades de aprendizaje del alumnado y el apoyo de sus familias.

Una de estas escuelas está ubicada en el barrio central de una pequeña ciudad brasileña, de aproximadamente 11.500 habitantes, donde la actividad económica se desarrolla principalmente en torno a la agricultura. La población con- vive con migrantes que cada año se dirigen allí en busca de trabajo temporal ofrecido por empresas locales. Muchas de estas familias trabajan y viven en entornos rurales alejados de la escuela. Por lo tanto, el 90% de los niños y niñas matriculadas viajan a la escuela utilizando el transporte ofrecido especialmente por el Gobierno.

Dado el contexto, las familias se encuentran en condiciones desfavorables a la hora de acompañar a sus hijos e hijas à la escuela o realizar los deberes. Así, la transformación de esta escuela en una CdA, a mediados de 2015, requirió la implicación de todas las personas que trabajan allí y de su barrio, con el fin de promover el éxito académico de alrededor de 290 niños y niñas de entre cuatro y catorce años distribuidos en catorce clases, en las que se realizan GI periódica- mente.

Los GI son una forma de organizar el aula en pequeños grupos para realizar una actividad corta, cada uno de ellos tutorizado por un familiar u otro adulto. Tras un tiempo medio de 20 minutos, el tutor o tutora que lleva la actividad a otro grupo, repasándolos todos hasta que toda la clase ha realizado todas las actividades.

Aurora(1) acompaña a los estudiantes en uno de los auto- buses de transporte escolar y es voluntaria en el GI del colegio. Al relatar sus impresiones sobre los resultados de apren- dizaje del alumnado, destaca cambios en la clase relaciona- dos con una mayor concentración en las tareas propuestas y mejoras en la interacción de los estudiantes, observadas también en los desplazamientos entre casa y escuela: “los niños y niñas se ilusionaron e interesaron más, comenzaron a contar lo que pasa en la escuela y cuánto aprendieron allí. También veo que, cuando necesitaron mudarse a otro centro CdA de la ciudad, se llevaron este aprendizaje” (Aurora).

La longevidad del aprendizaje resultante de GI también se ve reforzada por las observaciones de una voluntaria que trabaja en otra institución pública ubicada cerca de la escuela: “Niños y niñas saben compartir. No se sientan y hacen su trabajo, su actividad matemática. Uno ayuda al otro. Eso es muy bueno. No sólo sirve para solucionar el problema, sino para formar su carácter, la ciudadanía” (Lorena). Destaca que la participación de la sociedad en la escuela es fundamental para reconocer y valorar el compromiso de la institución con el desarrollo humano, del cual todos deben asumir responsabilidad.

Por tanto, desde los GI los resultados del aprendizaje pue- den consolidarse en nuevas actitudes hacia la escolarización. El voluntariado de la comunidad proporciona un apoyo esen- cial para que esto suceda.

  1. Todos los nombres mencionados son ficticios.

Referencias

MELLO, R (2009) Dialogue and school in Brazil: Learning communities, Culture and Education, 21:2, 171-181,

DOI: 10.1174/113564009788345871

 

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