Nos movemos en una construcción sociocultural de pares binarios –tal como afirmaba Jacques Derrida– donde hay hombre-mujer, alto-bajo, corto-largo, bonito-feo, rico-pobre, etc. Y la educación no es ajena a dicha construcción. Con educación no solo me refiero a la que se imparte en las instituciones públicas y privadas, sino también a la que recibimos en casa. Esta está totalmente condicionada a las vivencias de nuestros adres –padres en lenguaje inclusivo sin usar el genérico masculino, con la intención de desmontar el patriarcado y porque la primera piedra para construir otros sistemas es el lenguaje–. Por ejemplo, si mi familia es católica, por lo general, se me va a imponer una visión binaria del mundo, donde el hombre es de una determinada manera y la mujer, de otra.
En la escuela enseñamos de forma directa e indirecta lo que es un hombre y lo que es una mujer. Incluso los contenidos del currículo nos dictan que el hombre ha de tener una genitalidad determinada y la mujer otra, y que esto es así. Y no solo enseñamos “lo que es”, sino cómo tiene que ser un hombre y, por acción u omisión, cómo tiene que ser una mujer. Es decir, los roles que desempeñan una mujer y un hombre tanto en casa como fuera, casi siempre con una misma línea: a ellas se les invisibiliza y se les resta notoriedad en el desarrollo de la civilización… ¿Recuerdas cuántas mujeres científicas te enseñaron en la escuela?
Esto nos encierra, pero nos encierra a todes –de nuevo uso un genérico neutro para ir cambiando el lenguaje que nos construye–. Y no solo nos encierra a las personas que somos trans, sino que también, de algún modo, cierra la visión de las personas cis, es decir, aquellas que se identifican con el género que se les asignó al nacer, negándoles la posibilidad de asumir que hay otras formas de construcción de la identidad y la expresión que nada tienen que ver con la genitalidad, y que pueden ir más allá de las convenciones sociales establecidas.
Porque, ¿qué tipo de sueños de aspiraciones o de referentes estamos inculcando a las personitas que vienen a nuestras aulas? ¿Hasta qué punto nuestra manera de ver el mundo y de entender el género y la identidad está haciendo que modifiquemos y sesguemos su manera de entenderlo? ¿O nos hemos dado cuenta ya de que para elles es mucho más fácil entender el amor y la identidad de género cuando todavía no han construido su conocimiento basándose en el binarismo?
Aprovecha el Día Internacional de la Visibilidad Trans para comenzar a desterrar las convenciones binarias que tanto daño nos pueden hacer. Abramos los espacios para visibilizar la diversidad más allá de estereotipos, pares binarios o convenciones heteropatriarcales. Nos lo debemos. Se lo debemos.
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