Roser Batlle

¿Quién eres?

Nací en 1954 en Barcelona. Soy pedagoga, especializada en aprendizaje-servicio y me dedico a su difusión en España. He sido educadora en el tiempo libre; maestra de educación especial; formadora de monitores, animadores y dirigentes asociativos. He trabajado en la escuela, en la Administración Pública, en la Universidad y en el movimiento asociativo, sector en el que he pasado más de treinta años como voluntaria o como profesional.

Soy fundadora de la Red Española de Aprendizaje-Servicio (REDAPS). También asesoro a diversas Administraciones Públicas en la implementación de políticas de fomento del aprendizaje-servicio.

Aparte de la educación, la montaña es mi pasión. También corro siempre que puedo.

¿Dónde trabajas?

Técnicamente ya estoy jubilada —aunque no «retirada»— porque sigo difundiendo el aprendizaje-servicio a través de mi dedicación a la REDAPS.

¿Un logro profesional de interés social y educativo?

Creo que fue un acierto abandonar en el 2004 mi trabajo en una organización social para focalizarme en el aprendizaje-servicio.

Conseguí una beca de tres años y pude recorrer las comunidades autónomas contribuyendo a tejer una red estatal de personas y entidades para explorar el aprendizaje-servicio como oportunidad educativa para los niños y niñas en España. Esta red se ha ido consolidando sin prisas pero sin pausas y es la actual Red Española de Aprendizaje-Servicio.

¿Cómo ha evolucionado el Aprendizaje-Servicio?

La extensión consistió, desde el comienzo, en colocar el ApS en el corazón de las organizaciones ya existentes en cada territorio o Comunidad Autónoma, contagiándolas y estimulando que lo identificaran como útil para sus fines y encontraran sentido en unir esfuerzos, coordinándose con otros agentes de su entorno para promoverlo más allá de su propio ámbito de actuación.

Grosso modo, podemos decir que la difusión se ha basado en una construcción viral, de abajo a arriba, y no de arriba a abajo, procurando que el sector educativo y social interprete el ApS como un descubrimiento y un poner en valor buenas prácticas que ya se vienen desarrollando, aunque sin este nombre o sin explotar a fondo las posibilidades del vínculo entre el aprendizaje curricular y el servicio a la comunidad.

A día de hoy, 11 CCAA tienen ya normativas de apoyo al aprendizaje-servicio; en una de ellas (Cataluña) es una práctica obligatoria en 3º o 4º de la ESO y la misma LOMLOE lo incorpora como recomendación en Secundaria.

¿Qué impacto está teniendo en el sistema educativo y en la educación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes?

El aprendizaje-servicio coloca el compromiso cívico, la ética del cuidado y el valor de la fraternidad en el corazón de la educación. En estas prácticas, los centros educativos tienen como socios principales a las entidades sociales de su territorio, a cuyas causas (pobreza, cambio climático, exclusión, salud, envejecimiento, soledad…) se adhieren, de manera que los niños, niñas y jóvenes tienen la oportunidad de actuar como ciudadanos comprometidos aplicando los conocimientos, habilidades y actitudes presentes en su currículum escolar.

El ApS les dice a los docentes: «No separes aprendizaje y acción solidaria: mete la campaña de recolecta de alimentos en la clase de sociales, mete la plantación de árboles de naturales en la clase de ciencias, mete la narración de cuentos a los niños pequeños en la clase de lengua… Que tus alumnos tengan la oportunidad, al menos una vez, de aprender siendo útiles a los demás.»

Si los centros educativos y las entidades sociales persisten en impulsar estas prácticas es, sencillamente, por- que funcionan. Un buen proyecto ApS mejora los resultados académicos, mejora la convivencia en el aula y mejora la inclusión de los sectores más desfavorecidos.

¿Cuáles son objetivos de los Premios Aprendizaje-Servicio y qué participación tienen?

Impulsamos los premios para fomentar la práctica del aprendizaje-servicio, es decir, para:

  • Reconocer la labor de los centros educativos y entidades sociales que lo impulsan.
  • Reconocer la capacidad de los niños, niñas y jóvenes, en especial aquellos con menores oportunidades, de provocar cambios positivos en el entorno, actuando como ciudadanos activos.
  • Reconocer y dar visibilidad a las prácticas de Aprendizaje-Servicio como herramienta de éxito educativo y compromiso social, estimulando su divulgación e implementación.
  • Fortalecer y difundir en la sociedad una cultura participativa, solidaria y de compromiso cívico, con enfoque en la justicia social y derechos humanos.

Este año hemos celebrado la no vena edición. Se han presentado 475 proyectos, impulsados por 89.186 niños, niñas y jóvenes de unos 900 centros educativos y entidades sociales. El 47% son centros públicos, el 41% son centros privados-concertados, el 10% son organizaciones sociales y el 2% son centros privados.

Hay que decir que los Premios Aprendizaje-Servicio son el fruto de una alianza entre tres sectores: el sector social, el sector público y el sector privado, en los cuales están representadas empresas, administraciones públicas, asociaciones y fundaciones de carácter educativo, social, cultural, sanitario y ambiental. En este contexto, podemos entregar 20 premios temáticos. ¡Y si pudiéramos, entregaríamos más!

El hecho de ser una iniciativa compartida e impulsada por ámbitos y sectores diferentes, unidos por un objetivo común, aporta fortaleza, sostenibilidad y capacidad de impacto a la difusión e implementación del Aprendizaje-Servicio.

Estamos muy contentos. El aprendizaje-servicio es una pequeña revolución silenciosa que enfatiza el verdadero sentido de la educación: formar personas competentes, capaces de transformar el mundo. Ha venido para quedarse.

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