Mucho se ha hablado en los últimos días, desde que el guionista Mark Saltzman comentase que la dupla de muñecos de Barrio Sésamo, Epi y Blas, eran –en su cabeza– una pareja homosexual. Tanto, que los creadores de la serie han tenido que salir a desmentir dicha información, aunque suavizando el discurso. Primero, dijeron que los muñecos no tenían orientación sexual, pero luego apostaron por un mensaje por la diversidad afirmando que en su programa todas las personas tenían cabida.
Sea como sea, es necesario considerar la importancia de que unos personajes tan queridos y reconocibles hubiesen salido del armario. Por ello, recogemos aquí algunas de esas razones:
- Visibilidad. La primera razón es la visibilización de la vida cotidiana y diaria de una pareja, sea cual sea. El hecho de ocupar minutos en pantalla y de mostrar su día a día no necesariamente cambia la orientación sexual o la identidad de género de una persona, pero sí le enseña que existen diferentes formas de amor, sin que por ello haya un adoctrinamiento ni signifique el fin del mundo. Nadie se convierte en lo que no es por una imagen, menos todavía por un dibujo animado.
- Identificación. Contar con referentes es una de las cuestiones claves en el desarrollo de las personas. Para quienes crecimos sin ellos, era duro no entender qué nos pasaba y por qué sentíamos de esa manera. Por ello, su presencia en pantalla es importante para difundir el mensaje de que todo está bien, de que no eres de otro planeta y, sobre todo, de que no eres un ser único. Seguro que eso evitaría muchos casos de acoso, violencia o depresión.
- Naturalización. Niñas y niños demuestran que, hasta que no entran de lleno al proceso socializador, sus cabezas no tienen ningún problema en las relaciones amorosas, independientemente de si son heterosexuales u homosexuales. Y, en el caso de Epi y Blas, el hecho de que sean pareja no cambiaría en nada su dinámica. De hecho, cuando la gente se centra en el aspecto sexual, se deforma todo. No queremos ver a marionetas teniendo sexo. Al contrario, queremos que sigan queriéndose, cuidándose y compartiendo su vida como lo han hecho hasta ahora. Con eso nos vale. Es lo natural y más bonito de su relación.
- Renovación. La serie tiene ya un buen puñado de años y la sociedad ha evolucionado hasta aquí. ¿Por qué no cambiar? ¿Por qué no aceptar que ese simple gesto puede cambiar la vida de miles de niñas y niños que tienen miedo de decir quiénes son en realidad? Lo más importante de la televisión, desde sus inicios, ha sido el reflejo sociocultural de cada década a través de su programación. En ese sentido, sería prácticamente una necesidad revisar los contenidos e incluir aquellos cambios para que se conviertan en parte de lo cotidiano. Para que, siguiendo la estela del punto anterior, se naturalicen.
- Educación. Una fuente de información para muchas personas es la televisión. Si ella no incluye esos cambios, si no naturaliza lo que hay, parece que no existiera. Todo lo que hemos venido hablando hasta ahora es importante porque permite educar a las nuevas generaciones en el respeto por la diversidad, en la aceptación de las diferencias que existen en la sociedad fuera de toda postura moral o religiosa, evitando así no solo el rechazo o la discriminación, sino también situaciones violentas o perversas como el acoso escolar o el suicidio. Y es que la educación no enseña a nadie a ser gay o lesbiana o trans, pero sí permite frenar la lgtbfobia y crear sociedades más abiertas y justas.
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