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Profesor de Secundaria de Intervención Sociocomunitaria
Maestro de inglés de Educación Primaria
El 4 de octubre, a la vez que en Jerez de la Frontera se celebraba la feria del libro, el Ateneo de Jerez le rindió tributo a Rafael Alberti en el año en que se conmemora el centenario de la publicación de la primera edición de Marinero en tierra y en el mismo mes en el que se cumplen 25 años de su fallecimiento.
Este homenaje del Ateneo de Jerez al poeta portuense, contó con la participación de la pianista Macu García que ofreció dos piezas musicales propias y que acompañó con su música la lectura de poemas de Rafael Alberti y de poemas en recuerdo al escritor escritos por Marisa Morales, Isabel Canales, María José Rodríguez Colón, Juan F. Sánchez, María Rodríguez, Rosa Marrufo, Maribel Tejero, Ramón Luque y Patrizio Pérez, este último, coordinador de la sección de poesía del Ateneo de Jerez, quien además condujo el evento y realizó una breve semblanza del poeta gaditano y de su obra Marinero en tierra.
“Mi vida puede seguirse a través de mis libros, desde Marinero en tierra,
hasta Canciones para Altair, pasando por La amante. Mi lucha política,
mi forzoso desarraigo de España, mi nostalgia, mis amores, mis temores,
todo lo he volcado en mi poesía de forma más o menos velada, pero ahí está.
Pocas veces, tal vez nunca, me he evadido totalmente de mi mundo.”
Estas palabras de Rafael Alberti determinan cómo su obra literaria es muestra de su vida o cómo su
vida está en su obra literaria. Rafael Alberti murió un 28 de octubre de 1999. Un mes de octubre como
en el que le celebramos, hace exactamente 25 años. La primera edición de Marinero en tierra, posiblemente su obra más conocida, se publicó hace exactamente 100 años. La Fundación Rafael Alberti le ha regalado al Ateneo de Jerez en la celebración que realizó el pasado 27 de septiembre en su sede en El Puerto de Santa María, donde nació en 1902, y en la que estuvo presente este Ateneo, un facsímil de la primera edición de Marinero en tierra que se encuentra disponible en la biblioteca del Ateneo de Jerez.
Hoy era imprescindible y necesario hacerle este tributo a Rafael Alberti. “Marinero en tierra, vendimiador en mar” hemos dado en llamar a este recital que realizamos desde el Ateneo de Jerez a Rafael Alberti, un título con el que queremos unir la bahía cercana de El Puerto de Santa María y esta campiña jerezana que nos rodea. Desde nuestra modestia, desde nuestro mejor o peor saber y escribir, desde el grupo de personas que formamos la sección de poesía del Ateneo de Jerez y que compartimos estos recitales y encuentros, hacemos este humilde homenaje.
Una vez más, gracias por estar aquí, a Alberti, gracias por darnos motivo para reunirnos aquí. Nunca tuvo Rafael Alberti una concepción estática del mundo, y eso se advierte en los cambios en su literatura, un reflejo de ese mismo afán por cambiar la sociedad siguiendo un programa político que movilizó gran parte de la historia que vivió. Por eso fue un poeta de la calle, de la concordia, sensible a la expresión popular, a la canción que inundó su Marinero en tierra, un concepto de pueblo que llenó su literatura y su vida. Hablar de Rafael Alberti es hablar de nuestra historia reciente.
Hay un primer Alberti neopopular en Marinero en tierra, en La amante, en El alba del alhelí con una poesía inspirada en nuestro cancionero tradicional y en el folclore andaluz. Y es que el neopopulsimo
parte de un fuerte influjo de la poesía lírica castellana, como se entrevén en los versos de Marinero en tierra. Pero, además, este carácter popular le hizo a Alberti hermanarse con Lorca con quien tuvo una gran amistad. Así, también poéticamente, Granada y Cádiz se aproximan desde su antagonismo que, aunque andaluz, es dispar. Lorca era un poeta popular que entronca con el mundo campesino y rural de la Andalucía oriental y Alberti lo hace con el mar de su Puerto de Santa María, con esa Andalucía occidental costera que tanto amaba. Lorca nos habla de una Andalucía de sierra y bandolero frente a un Alberti de bahía y marinero.
Lorca escribe desde lo popular, Alberti va a lo popular con lo que escribe. Lorca escribe desde la poesía dramática. Alberti desde la poesía lírica. El neopopulismo de Alberti es culto e intelectual, base para que luego se tornase revolucionario. Lorca no tuvo tiempo, le robaron su tiempo, también el poético.
Alberti estaba exponiendo su pintura en una pequeña sala del Ateneo de Madrid en 1917, al poco de trasladarse a la capital de España. Y ya por entonces estaba escribiendo Marinero en tierra. En 1924 un jurado compuesto por Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado y Gabriel Miró otorgaba el primer Premio Nacional de Poesía a un joven gaditano, a un pintor que comenzaba y llamado Rafael Alberti, por un poemario al que dio el nombre de Mar y tierra y que luego pasaría a llamarse Marinero en tierra, un certamen al que se presentó el artista portuense tras ser animado por amigos poetas.
Y es que Alberti había abandonado El Puerto de Santa María y se había marchado en 1917 a vivir, con su familia, a Madrid. Nadie ha estudiado, al menos que yo sepa, si en esta marcha tuvo algo que ver sus malas notas y que fuese expulsado del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María por una mala conducta generada por su espíritu rebelde. Tal vez, aunque menos romántica, la razón principal de esta marcha se encuentre en el problema pulmonar que tuvo. Fue en 1920, frente al cuerpo fallecido de su padre cuando comenzó a escribir. Alberti tenía entonces unos escasos 18 años. Esta misma afección pulmonar le obligó a residir posteriormente en la Sierra de Guadarrama y luego en Rute. Y fue en esa época de retiro donde comenzó a tomar cuerpo su Marinero en tierra.
Cuando vuelve a Madrid, en una residencia de estudiantes entabla amistad con jóvenes poetas: Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego… Alberti se hace imprescindible en esta generación de jóvenes poetas, la generación del 27.
Hace 100 años ya de Marinero en tierra, un poemario en el que Alberti denota el dolor por el desarraigo del mar, que lo es de la pérdida de su adolescencia e infancia en su Puerto de Santa María natal. El mar, en masculino, es como lo ve el poeta desde la tierra, lejano, ausente. La mar, en femenino, es como es gritado desde las propias aguas, de marinero, de hombre de mar. “El mar, la mar… ¿Por qué trajiste padre a la ciudad?”. Ese es el grito de Alberti que se hace incluso moderno como crítica a una decisión patriarcal que le obliga a marcharse a Madrid desde donde no se ve el mar. “Qué
altos los balcones de mi casa, pero no se ve el mar, ¡que bajos!” Madrid es la pérdida de la pubertad, de la infancia, de los recuerdos vivos de un tiempo pasado que no vuelve. El mar es el paraíso perdido de Alberti. “Marinero en tierra es el grito del germen albertiano.
Su humildad, su sencillez, las personas que se dibujan en sus poemas, todas de profesiones humildes (marinero, salinero, jardinero, hortelano…). Esa es la clave de la esencia de Alberti, su sencillez; un poeta culto que sabe lo que escribe haciéndolo desde la humildad y, en Marinero en tierra, con el mar como máximo exponente de una naturaleza en mayúsculas que siempre tiene presente.
Marinero en tierra es un poemario simbolista que, desde la canción, juega con la tensión del mar dibujando un paraíso perdido, un tiempo que la propia vida nos arranca. En el recital “Marinero en tierra, vendimiador en mar”, el principal poeta es, sin ningún tipo de dudas, Rafael Alberti que, a través de la lectura de poemas suyos, revive.
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