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La inclusión se define por educar juntos a todo el alumnado en función de sus capacidades, sin dejar fuera a nadie.
- Si al alumnado con necesidades especiales se le evalúa una y otra vez de manera negativa, esa educación no es inclusiva.
- La obsesión por los resultados excelentes suele dejar fuera a aquellos que de verdad deben educarse con calidad desde la diversidad que garantiza el sistema único para todos.
- Ni todos los profesores son sobresalientes ni todos los estudiantes, sobresaliente debería ser el sistema y de calidad las competencias alcanzadas por cada uno.
- El profesorado tiene que asumir las dificultades de su alumnado, darle a cada uno su tiempo y esperar de todos los mejores resultados.
- La experiencia no vale sin conocimiento previo y este no es apropiado si no se va enriqueciendo con aquella.
- El uso habitual de un lenguaje no excluyente ni peyorativo por parte de todos los integrantes de la comunidad educativa demuestra respeto, conocimiento de la lengua, control emocional y coherencia democrática.
- La muestra a través de los currículos de representantes de las artes, la literatura, la música, la ciencia o las distintas identidades de género, facilita la aceptación de todos los colectivos y demuestra que son bien recibidos en la escuela.
- Educar las emociones para garantizar la resiliencia implica formar para ser mejor con uno mismo y con los demás.
- Si un estudiante repite y repite los mismos errores, algo en el sistema está fallando y mucho.
- La inclusión educativa se sustenta en leyes, programas, buenos desempeños docentes y fundamentalmente en valores democráticos, de otra manera se convierte en caótico amontonamiento de diferentes.
- La falta grave de recursos entorpece el proceso, cansa a docentes y discípulos, poniendo en peligro no solo la inclusión, sino cualquier propuesta formativa.
- La búsqueda de la eficacia por sí misma entorpece la educación para todos, la inclusión generaliza aprendizajes, mejora la ética personal del conjunto y fortalece valores democráticos.
- La inclusión respeta la dignidad de cada uno, estimula su desarrollo y autoestima, favorece la convivencia dentro y fuera del grupo.
- La actitud positiva del docente, la valoración de cada estudiante, el respeto por los distintos ritmos y capacidades, y su habilidad para comprometer a los padres, mejora la educación de todos, incluso del profesorado y la familia.
- El trabajo en equipo del profesorado cooperando entre sí para detectar debilidades, corregir errores y colaborar para superar dificultades no es una opción, es una obligación.
- La actualización permanente del profesorado, de los equipos directivos y de la inspección facilita la tarea de todos, y evita anquilosamientos y retrocesos frustrantes para familias y profesionales.
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