Fundaciones, lágrimas y servicios

Víctor Pliego | Catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid

La integración del Teatro de la Zarzuela en la fundación que gobierna el Teatro Real ha encendido el debate en torno al modelo de gestión cultural.  Ha coincido con la renuncia de Antonio Moral a continuar al frente del Centro Nacional para la Difusión Musical (CNDM), cansado por la rigidez de la Administración pública. Sin duda le falta más flexibilidad y más agilidad, pero ello no tiene que estar reñido con la necesaria supervisión.

La lentitud es señal de un mal funcionamiento y de una mala vigilancia que depende, en última instancia, de los políticos puestos en altos cargos que deberían corresponder a profesionales independientes. Y es que muchos políticos están cada día más paralizados por el miedo y la desconfianza, por sus luchas y sueños de poder, o por un desvergonzado y paradójico desprecio hacia la cosa pública. Hacen ruido y producen poco.

La pasividad es una estrategia en boga que maneja magistralmente el presidente del Gobierno. ¡Es genial! ¡Don Tancredo recompuesto! No hacer nada supone hacer mucho: dejar que arriesguen los contrincantes y que la erosión actúe sobre ellos y sobre objetivos encubiertos, pero bien definidos.  La educación, la ciencia y la cultura son víctimas de estas maneras.

El axioma de que el gobierno corrompe y politiza lo que toca es un magnífico ejemplo de profecía autocumplida. En consecuencia, se retira para que sean la sociedad y sus fuerzas económicas quienes sostengan estos sectores. Por eso llevan años hablando de un fantástico mecenazgo que exima al Gobierno de sus responsabilidades culturales.

Mientras esperamos tal milagro, el Gobierno se desentiende de las grandes instituciones culturales construidas durante décadas con el esfuerzo de generaciones. Las abandona a su suerte aunque sean tan exitosas como el CNDM dirigido por Antonio Moral, o la Orquesta Nacional que lidera estupendamente Félix Alcaraz y que ha cumplido 80 años sin pena ni gloria. Pretenden que se autofinancien merced a la caridad como, al parecer, logra el Teatro Real. Sin embargo, la polémica con la Zarzuela está descubriendo que en este coliseo las cosas no son tan idílicas como parecen, ni su autonomía tan grande como se quiere.

Al hablar de una fundación imaginamos una entidad independiente, dotada y financiada por su creador, como la de Juan March. Cuando se trata de una fundación pública las cosas se tuercen, pues se cruzan intereses inconfesables que plasman los peores pronósticos. Aceptando que hay mucho que cambiar en la Administración, en los servicios públicos y en las instituciones culturales, ¿no sería más lógico empezar por ahí, en vez de agravar los problemas y aceptar una derrota anticipada?

La buena praxis debería reforzar y sanear las instituciones culturales antes de aniquilarlas o sustituirlas por engendros peores. Sueño con una cultura rica, accesible, plural, libre, solidaria, democrática, transparente y apoyada por el Gobierno. Tenemos mucho talento, mucho arte y mucho camino recorrido. Nuestro país cuenta con un tesoro tan inmenso como arrinconado. Ojalá estos ojos puedan contemplar algún día la consumación de los mejores presagios, antes de que todas esas vivencias, todo ese caudal artístico, todos “esos momentos se pierdan en el tiempo… como lágrimas en la lluvia”.

3 Comments

  1. No me cabe duda que nuestros politicos puestos en cada ministerio no tienen idea de gestionar lo que les competeria en cada ministerio, y tienen la excusa para dar sin mas las cosas de todos los españoles a personas que tampoco son competentes para hacerlo, solo por ser amigos del ministro x.
    Sirva de ejemplo, la mala gestion del teatro real por parte de una fundacion privada que no le llega ya con el dinero publico dotado para el teatro real (ni poniendo las entradas por las nubes), y quieren quedarse con la gestion del teatro de la zarzuela(que esta funcionando estupendisimamente bien),
    Y con los millones de fondos publicos tambien claro.
    Un espcio para programar lo que quieran (no tiene por qué ser zarzuela claro está), y una dinero publico para lo que ellos quieran.
    Pero esta forma de “gestion” del dinero PUBLICO, de todos los españoles lo estan haciendo en todos los sectores, cultura, educacion, sanidad…
    empeorando en todos los casos el aceso de los mismos a la gente, y enriqueciendose unos pocos con esa “gestio”

  2. Y lo peor de todo, y que es lo que estan haciendo: regalar un espacio cultural publico (como teatro real o zarzuela)con la dotacion millonaria que conlleva a un tio por su cara bonita!!
    Eso es lo que acaban de votar nuestros ministros en forma de decreto en una idea de estas geniales del ministerio de “incultura”

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