Evidencias: Percibimos sintiendo. Superando la ocurrencia de la oposición entre hemisferios cerebrales

Sandra Racionero | Directora del Departamento de Psicología de la Universidad Loyola Andalucía. Laboratorio de Neurociencia Humana

Recientemente, Erika Siegel y su equipo de la Universidad de California (San Francisco) han publicado el artículo Seeing What You Feel: Affect Drives Visual Perception of Structurally Neutral Faces, en la revista JCR Psychological Science, de la prestigiosa Association for Psychological Science.

El grupo de investigación llevó a cabo dos experimentos e identificaron que las y los participantes encontraron que caras neutrales, en lo relativo a la expresión facial, cuando se emparejaban con una imagen positiva desapercibida, se percibían como sonrientes. En el segundo estudio, identificaron que cuando se presentaban caras neutrales emparejadas con imágenes negativas desapercibidas, se veían como enfadadas. La presentación de imágenes “desapercibidas” implicaba la supresión de un flash continuo para presentar imágenes afectivas fuera del campo de conciencia de los sujetos.

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones teóricas y prácticas para la educación. El mensaje más importante es que los afectos no son un fenómeno psicológico que pueda separarse de la percepción y la cognición. Dicho de otro modo, la cognición humana no funciona de forma independiente de las emociones y de los sentimientos. Al contrario, este estudio demuestra que no se pueden separar emoción y cognición, de hecho, lo que sentimos afecta a qué y cómo percibimos el mundo.

Esta evidencia se suma a las muchas que ya se han acumulado para desbancar el neuromito consistente en decir que el hemisferio cerebral derecho y el hemisferio cerebral izquierdo funcionan de forma independiente e incluso opuesta. Estudios en el campo de la neurociencia humana, varios de ellos publicados en Plos One, y que han empleado electroencefalografía (EEG) e imagen por resonancia magnética funcional (fMRI), ya han demostrado que no existen “personas de hemisferio derecho” (creativas, artísticas) y “personas de hemisferio izquierdo” (racionales, analíticas), sino que muy diferentes regiones del cerebro humano ubicadas en ambos hemisferios se activan para procesar información de diferente carácter (artístico y académico). Mantener esa idea de oposición es, por tanto, una invención que contradice la evidencia en neurociencia y que solo sirve para etiquetar al alumnado en dos categorías (académica y emocional/social) donde hay una (la emocional/social) que tiene menos oportunidades de recibir una enseñanza de máximos.

Respecto a implicaciones educativas, si la evidencia nos dice que las emociones/los sentimientos y la cognición trabajan conjuntamente, no tiene sentido crear unos tiempos y espacios separados para trabajar la cognición superior vía las asignaturas instrumentales (matemáticas, lengua, informática, ciencias) y otros tiempos y espacios para trabajar las emociones y los sentimientos. Hacer eso es la traducción del neuromito de la oposición de los hemisferios cerebrales a la organización de tiempos y espacios en la escuela.

Lo que este artículo y las evidencias en neurocencia humana apoyan es trabajar las emociones, los sentimientos y el aprendizaje instrumental de forma integrada, por ejemplo, creando entornos de aprendizaje interactivo en los que se aprenden algoritmos en un clima de sentimientos positivos, como la amistad y la confianza, alejado de la adversidad de las relaciones tóxicas que empeoran la cognición y la salud.

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