Ana Recover Sanz es maestra en el Colegio Público Palomeras Bajas, un centro que es un referente de innovación desde los años 70, donde se vive la pedagogía de Freinet. Ana ha sido coordinadora confederal del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (MCEP) desde 2014 hasta este año. Como tal, escribió la presentación del libro Construyendo escuela. Las técnicas Freinet 50 años después (2017), que contiene 55 testimonios de maestras y maestros.
¿Cómo fueron su infancia y sus estudios?
Nací en Vallecas, en una familia humilde. Mi madre falleció cuando yo tenía 15 años. Estudié el Bachillerato en el IES Tirso de Molina y Magisterio en la Escuela Pablo Montesinos, en el nocturno, porque trabajaba mañanas y festivos en una residencia de ancianos. Fui buena estudiante y enseguida empecé a trabajar en el colegio concertado donde había hecho la Primaria.
¿Cuándo llegó a Palomeras Bajas?
Me incorporé al Colegio Palomeras Bajas en noviembre de 1983, a una clase de 5 años, ocupando el lugar que dejaba Paco Lara, que en ese momento se estaba incorporando a un equipo del Ministerio de Educación para poner en marcha la Compensatoria.
¿Cómo era el día a día en vuestro trabajo entonces?
Cuando nuestros alumnos y alumnas se iban por la tarde con sus familias, maestras y maestros nos quedábamos para reflexionar –para no llevarnos los problemas a casa– y volcar lo que íbamos aprendiendo. Nuestro alumnado tenía bastantes dificultades y era tan diverso que nos obligaba a innovar y a buscar soluciones porque, si no, no aguantaban en clase. En 1985 fuimos uno de los tres colegios piloto de Madrid que nos apuntamos al proyecto de integración. La escuela debe ser un lugar de crecimiento personal de cada uno de los miembros de la comunidad educativa. Cuando Paco Lara dejó el Ministerio –por cambio de criterios y de personas–, continué como tutora de Primaria. Luego solicité mi paso a compensatoria en el propio colegio. Paco solicitó en la Dirección Territorial un programa para estimular al alumnado con necesidades educativas y nos enviaron un taller de costura con máquinas de coser, maniquíes… y, lo más importante, vino un sastre que provenía del colegio de personas sordas –que se estaba cerrando– para trabajar con nosotros.
¿Cómo fue su trabajo en compensatoria?
Seguí el método de proyectos. Por ejemplo, recuerdo que diseñamos una bolsa de aseo, con las correspondientes piezas de tela, cremallera… Nuestro alumnado calculaba el área de cada pieza midiendo el largo y el ancho para determinar el coste de la bolsa junto al de los materiales y la mano de obra. Calculaban su valor y vimos que, en un chino, una bolsa similar costaba la décima parte. Nos preguntamos por qué y analizamos la explotación en los países pobres. En general, a las y los estudiantes les gustaban las máquinas con motor: los gitanos aceptaron coser “sin decírselo a nadie” y algunos eran muy habilidosos.
Estuvo también en el equipo directivo del centro…
En nuestro centro, la dirección siempre ha sido rotatoria. Cumplimos lo establecido, pero con un funcionamiento en el que las familias y el alumnado tienen un papel protagonista. Tengo un recuerdo doloroso cuando las familias se negaron a que las y los estudiantes de 6º de Primaria hicieran la prueba externa y aquel día se los llevaron a casa. Me abrieron expediente porque no me opuse a que se los llevaran y me condenaron con un apercibimiento que decía: la condenamos “por tolerancia a los padres que se mueven con excesiva libertad por el centro con la aquiescencia de la directora”. Carmen Perona, abogada de CCOO, se lamentó de que ganáramos por un defecto de forma, ya que entendía que la acusación por “exceso de tolerancia” era un juicio político y un disparate. La sentencia podía haber sido una bofetada a la Administración autoritaria.
Las decisiones del centro se toman por acuerdo, sin recurrir a votaciones. Intentamos llegar a consenso y tomar las decisiones que incluyan a todos los participantes, porque consideramos que las votaciones pueden quebrar la unidad de acción que necesitamos.
¿La camiseta de la marea verde nació en su centro?
Cuatro años antes de hacerse célebre, el AMPA de nuestro colegio, en la Plataforma por la Escuela Pública, había concebido la camiseta verde imitando el color de las pizarras y de las mesas escolares. Pero no se hizo popular hasta que la directora de un centro concertado, en Vallecas, denunció a la orientadora que la llevaba puesta cuando pasó la prueba de 6º de Primaria en dicho centro, “porque se sintió agraviada por el lema de la camiseta que defiende la escuela pública”. La defensa de esa compañera y, luego, la marea verde, la convirtieron en un símbolo.
¿Qué destaca del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (MCEP)?
Aunque utilicé desde el principio las técnicas de Freinet (la asamblea, la cooperativa escolar, los planes de trabajo, método natural de lectura y escritura, participación comunitaria, texto libre…), tardé algunos años en vincularme al MCEP. Y, desde entonces, lo considero un instrumento necesario. He sido coordinadora confederal desde 2014 hasta este año.
En el MCEP de Madrid mantenemos reuniones de manera periódica para seguir los proyectos. Por ejemplo, la última la hicimos a la sombra de una higuera en Montejo de la Sierra. Llegamos a esta localidad hace algunos años para investigar en la historia de un matrimonio de maestros freinetianos que lograron salir de allí en 1936. Destaco también los proyectos de la Asociación que honra la memoria de Antoni Benaiges, maestro del pueblecito burgalés de Bañuelos de Bureba –que fue asesinado– en cuya escuela se creará un museo-taller y se celebrará el 50º aniversario del Primer Movimiento Freinetiano peninsular (ACIES: Asociación para la Correspondencia e Imprenta Escolar). Se estudió cómo compartir las experiencias y hacer investigación-acción en el grupo de trabajo que funcionará a lo largo del curso.
También tratamos sobre el homenaje a Paco Lara, que tuvo lugar el 20 de octubre en nuestro colegio.
Me gustaron mucho las intervenciones de maestras, familias y antiguo alumnado, entre ellas la canción que dedicasteis muchos participantes del MECP en el homenaje a Paco Lara.
Lo hicimos con todo el cariño, porque Paco fue muy importante en la innovación y un gran modelo ético.
¿También ha participado en algunas actividades en el ámbito internacional?
AR Asistí al último encuentro internacional en Suecia de la RIDEF (Reencuentro Internacional de Educadores Freinet). Emociona constatar que personas llegadas de muchos países, desde Japón a América Latina, compartimos una pedagogía. Me apunté a un taller sobre Comunicación no verbal. Un maestro de Benín, explicó que en su escuela había cambiado la tradición de que niñas y niños no miran a los ojos de los adultos. Al finalizar las sesiones de cada día, teníamos encuentros festivos y culturales. En uno, las y los representantes de México nos contaron de la lucha que viene desarrollando el magisterio de su país debido a la situación en la que vive actualmente, perseguido y masacrado. En una RIDEF anterior nos entrega – ron una bandera republicana que había llegado con maestros exiliados como José de Tapia o Patricio Redondo, ambos freinetianos.
Si pudiera echar la vista atrás…
Es curioso pensar que empecé casi por casualidad mi camino en el magisterio pensando que podría cambiar el mundo, y en mi caminar me he ido enamorando de mi profesión y de esta escuela que se construye entre todas y todos para alcanzar un mundo cada día más justo.
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