El pasado diciembre del 2023 el Departamento de Educación de Navarra decidió finalmente acabar con el llamado periodo experimental que regulaba los tipos de jornada y en el sindicato Comisiones Obreras recibimos esta noticia con cierta alegría, ya que el decreto que estaba por redactar iba a dotar de un carácter estable a las jornadas que hasta ahora estaban supeditas a ese término: experimental.
Sin embargo, cuando recibimos el borrador del decreto, comprobamos que del experimento no se extraía conclusión alguna y hacía retroceder a la casilla de salida, es decir, a la jornada partida, a todos los centros que con anterioridad hubieran optado por la jornada continua. Durante el periodo experimental, 162 centros, lo que supone un 84% de los colegios públicos de Infantil y Primaria, iniciaron y completaron el proceso de cambio hacia este tipo de jornada, con todo lo que esto supone: elección del modelo educativo, adaptación de la comunidad educativa, reestructuración y distribución del horario etc.
Después de este tiempo no se ha detectado un deterioro en la calidad educativa y, sin embargo, el Departamento de Educación ha optado por hacer caso omiso a las evidencias. Por tanto, no comprendemos ni compartimos el punto de partida de este Decreto que obliga a los centros a volver a elegir el tipo de jornada que desean o, si no se pliegan a ello, quedarse con la jornada partida.
Otro de los aspectos que recogía el borrador, era la regulación de los procesos de cambio de jornada. A nuestro parecer están muy alejados de los estándares democráticos aceptables, ya que, el alto porcentaje de votos necesarios para que un cambio de jornada se lleve adelante requiere el voto a favor del 25% del Consejo Escolar y de 3/5 partes del censo total de las familias y no de los votos emitidos. Esto en la práctica supone que la abstención equivale a un voto negativo al cambio de jornada.
Esta no es la única carencia democrática que encontramos, el decreto establece que la votación del claustro sea solo consultiva y no vinculante, lo que impide que la opinión de una buena parte de la comunidad educativa sea considerada. Además, no tiene en cuenta a otros colectivos imprescindibles como son el personal no docente, que también participa de manera activa en el día a día de los centros educativos, como el personal de comedor, co- lectivos que ni siquiera tiene representación en el Consejo Escolar.
Todo el proceso es una carga burocrática más que sumar a la actividad del centro, que ya de por sí es abrumadora. Además de que, como venimos reiterando, ningunea lo trabajado hasta el momento por todos estos colegios, que ya pasaron por el cambio de jornada.
Por último, debemos atender, ya no al proceso en sí, sino al resultado. El Departamento deja claro que, independientemente del tipo de jornada la dotación de recursos personales y mate- riales no se modifica, lo cual desoye completamente las necesidades específicas de cada tipo de jornada.
Las consecuencias son, por un lado, que las horas de docencia directa que se impartan con el alumnado, serán en detrimento de las escasas horas de inclusión y apoyo educativo. Y por otro lado supondrán un recorte de las condiciones laborales.
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