La jornada escolar: una polémica artificial e interesada

José Luis Valero Marrón
Gabinete Técnico Sector de Enseñanza UGT-Servicos Públicos

Acerca de la jornada escolar hay un debate interesado, por lo que es necesario establecer una serie de premisas que contextualicen el posicionamiento del Sector de Enseñanza de UGT.

En primer lugar, entendemos la jornada escolar como el tiempo que el alumnado permanece en los centros escolares. Por ello la jornada lectiva es una parte de esta, pero no la única.

En segundo lugar, su organización es una responsabilidad de los centros en el ejercicio de su autonomía y depende del contexto en el que está ubicado, del proyecto educativo y las decisiones adoptadas por el consejo es- colar.

Por último, y en referencia a la jornada lectiva, a pesar de la polémica que se ha generado de manera interesada o artificial, no hay evidencias concluyen- tes de que la jornada continua o la jornada partida, por sí mismas, provoquen un mejor rendimiento académico del alumnado.

Una vez establecidas estas premisas, queda claro, que respecto a la jornada escolar, no se puede establecer un análisis simplista porque es un ámbito complejo, con multitud de variables, algunas ajenas a la acción directa de los centros y del profesorado, y es imposible afirmar científicamente que alguna de ellas, por si sola, afecte al rendimiento del alumnado, ni justificar que las diferencias que se producen respondan exclusivamente al modo de organizar el tiempo escolar.

Estamos de acuerdo con F. Manuel Gago (1999) en que no es tan importante posicionarse a favor de un tipo de jornada como repensar el concepto de tiempo escolar, porque la jornada ideal no existe. Lo relevante va a ser la calidad de ese tiempo y cómo se organiza.

De manera frecuente se hace recaer sobre los centros escolares la responsabilidad de atajar los retos y deficiencias que como sociedad nos competen, cuando sería más acertado reflexionar sosegadamente acerca de en qué y cómo queremos educar al alumnado.

Si entendemos la escuela como un espacio privilegiado para el aprendizaje y la socialización más allá de los “contenidos curriculares” obligatorios, podríamos dedicar más tiempo, y de una manera más significativa, a “saberes” que tienen un encaje más difícil en el horario lectivo y la metodología tradicional (como la nutrición sana o la actividad física relacionados directamente con la salud y que son una preocupación prioritaria para las administraciones educativas en la actualidad).

Ahondando en esta idea, y respondiendo a otra de las percepciones erróneas acerca de esta cuestión, es necesario deslindar el tiempo del alumnado, el del profesorado y el de apertura del centro.

No tiene por qué coincidir ni el uso ni el tiempo de permanencia en el centro de los miembros de la comunidad educativa, por lo que no es necesario ni confrontar a sus miembros ni buscar falsos argumentos pedagógicos para justificar y explicar estas diferencias.

Cuando de manera interesada se busca una justificación en favor del tipo de jornada escolar, atendiendo a criterios de conciliación o en favor de la equidad, en la práctica, el tiempo efectivo de permanencia del alumnado no difiere sustancialmente de una jornada a otra.

Otra cuestión es el caso de una organización de la jornada continua en la que el alumnado salga antes. Si esto es así, se debe al incumplimiento consentido de la normativa vigente, que obliga a establecer un plan de actividades extraescolares para el alumnado, y a un reparto inadecuado de los recursos que deberían garantizar la equidad y la asistencia del alumnado más desfavorecido.

Nadie puede obviar que la incidencia del nivel socioeconómico de las familias es un factor determinante en el rendimiento de los alumnos y alumnas, pero el tipo de jornada no es el único ni el principal factor causante de dicha disparidad.

Es cierto que aspectos como las actividades extraescolares, la comida, los descansos a lo largo del día, la atención a las familias desfavorecidas son factores fundamentales que inciden en la equidad y el rendimiento del alumnado. UGT considera que los centros deben disponer de la autonomía necesaria para organizar su jornada es- colar para que responda realmente a las necesidades de su entorno y su contexto.

Respecto a la equidad, UGT considera que debería existir una oferta suficiente y variada de actividades extraescolares, que incluyan actividades aso- ciadas a las enseñanzas artísticas y deportivas, que garantizasen que el alum- nado que no tiene recursos para poder llevarlas a cabo fuera del centro, no quedase excluido por razones económicas.

Para ello es fundamental dotar de fondos económicos suficientes que impidan que haya exclusión y que haya alumnado que no pueda acceder a estos recursos.

Para UGT la obtención de resultados positivos, incluido el rendimiento escolar, se consigue incidiendo en la mejora cualitativa del tiempo educativo. Lo relevante es afrontar bien y de forma coherente la opción por la que se opte dotándola de recursos adecuados y de calidad.

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