El Real Decreto de Enseñanzas Mínimas de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), es un importante avance respecto a lo recogido en la anterior ley de educación, LOMCE. No cabe duda de que el enfoque educativo que se hace patente en un nuevo modelo curricular, va a suponer un cambio sustancial en los fundamentos educativos que han venido justificando inequidades, impropias de un sistema educativo avanzado, como la repetición de curso, el fracaso o el abandono escolar temprano. Fortalecer la equidad y la calidad para todas las personas desde la escuela pública, supone, a su vez, garantizar el éxito educativo para todo el alumnado.
Del nuevo RD destacaríamos el carácter competencial del aprendizaje con el Perfil de Salida del alumnado que, por primera vez, define las competencias que el mismo tiene que haber adquirido al finalizar la etapa obligatoria de la educación. No menos importantes son: el carácter integrador de la evaluación, se evalúa para mejorar y avanzar; la desaparición de la jerarquía de las asignaturas en el currículo, todas son importantes en la educación del alumnado; la vuelta al currículo de la educación para la ciudadanía, “Educación en valores cívicos y éticos”; la desaparición del número y el carácter de las asignaturas tanto para la promoción como para la titulación; y el carácter extraordinario de la repetición de curso.
¿Retos? El Ministerio de Educación y Formación Profesional, en coordinación con las Comunidades Autónomas, tendrá que desarrollar los planes necesarios para la formación del profesorado, en su jornada de trabajo, así como de los equipos directivos y de la inspección educativa, para que la reforma no se quede en un neolenguaje. Y muy importante es el capitulo de la inversión en plantillas, personal educativo de apoyo y medios materiales que permita a la educación pública responder con éxito a los grandes desafíos del nuevo modelo curricular.
Con sus claros y oscuros —que los tiene— la LOMLOE es una palanca de cambio que ha sido recibida como una bocanada de aire fresco por una parte importante del profesorado, las familias y el alumnado, su éxito o su fracaso dependerá de los esfuerzos de las Administraciones Públicas en su implantación, de la lealtad institucional entre los distintos componentes de la Sectorial de Educación (Ministerio y Consejerías de Educación) cuya cogobernanza del sistema educativo tiene que tener como objetivos comunes mejorar y avanzar en la mejora del sistema educativo y en el éxito escolar de todos y todas; y de la implicación de la comunidad educativa, que es el elemento más importante para el éxito de cualquier reforma.
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