PAULO COSÍN, muy implicado en el catálogo de Ediciones Morata, un sello principal desde hace casi cien años en la atención a necesidades educativas, acaba de escribir y publicar Para qué leer. Este libro, además de dar cuenta de la línea directriz primordial de su editorial, es una magnífica guía para docentes y personas que entiendan la lectura con un sentido primordial de desarrollo individual y social, principalmente en la etapa de desarrollo crucial de la adolescencia.
¿Se lee más que cuando empezaste con tu editorial?
Los estudios de hábitos de lectura nos indican que la evolución de los índices de lectura es creciente, y en 2021 se ha estabilizado el crecimiento que hubo durante el confinamiento. Esos estudios están bien, pero debemos profundizar y mirar más allá, dónde se lee, cómo, quiénes, quiénes no, y como digo en mi libro para qué.
¿Se lee mejor que antes? ¿Qué significa “mejor”?
La lectura tiene múltiples virtudes; en el libro menciono la sabiduría y la bondad. Parece muy ambicioso pero así es; “mejor” significa si esa lectura nos conduce hacia esas virtudes.
Desde la Constitución de Cádiz, en 1812, que propuso como objetivo de las escuelas: leer, escribir, contar y saber la doctrina cristiana, la Inquisición y sus censuras estuvieron vigentes, todavía hasta 1834… ¿Tiene algo que ver con el panorama existente ahora mismo?
La alfabetización (hablar-leer-escribir) ha estado siempre vinculada a la educación, pues esta capacidad exclusiva de los seres humanos es la que nos abre al diálogo, a la elocuencia que es persuasión y por tanto capacidad de influir en los demás. En Para qué leer indico que la lectura debe llevar al pensamiento crítico; obviamente; un régimen de privación de libertad lleva a un tipo de lectura que nada tiene que ver con lo anterior.
Este tipo de prácticas sin duda permanecen, pero lo más llamativo es que estamos viendo que de manera general la lectura es individual, y su esencia está en el diálogo. Por eso defiendo recuperar esa esencia, quizás también como forma de romper el individualismo social en el que estamos.
Con la Guerra in-civil, volvieron las censuras sobre bibliotecas y libros, hubo censuras incluso tras la “ley Fraga”. ¿Qué poso dejó aquella larga historia, en que La Codorniz exigía lectores “inteligentes”?
Es muy interesante realizar un análisis de la época por lo títulos que se publicaron. El sociólogo Fernando Álvarez–Uría lo hace en Sociología y Literatura y tiene un capítulo dedicado a la Guerra Civil. Su tesis es que todos los autores pertenecen y escriben influenciados por el momento histórico que viene, y los lectores por tanto también. La situación actual es muy diferente y los problemas que afronta el mundo ahora son distintos y de gran envergadura: Salud mental, desigualdad, pobreza, marginación, guerras, sostenibilidad ambiental, liderazgo político, etc.
¿Cómo ves el panorama general de la lectura en España?
Además de los estudios, he podido conversar sobre este tema con muchas personas de la administración, del sector del libro del que formo parte como vicepresidente de la Asociación de Editores de Madrid, FGEE y Comisión Feria del Libro de Madrid, con profesorado, autores que publicamos en Ediciones Morata, etc. La conclusión es que si bien la situación actual que nos marcan los índices de lectura y la compra de libros en España es buena, hay un gran interés en que mejorar el fomento de lectura sea uno de los principales desafíos para mejorar nuestra sociedad. Por eso defiendo la necesidad de un pacto social por la lectura para hacer realidad este desafío.
Hoy se lee más que nunca, los móviles arden de lectores y mensajes…..y sigue habiendo analfabetismo y, sobre todo, semianalfabetismo.
Los medios por los que recibimos información van cambiando y en la actualidad el principal soporte son los móviles; antes, la publicidad le decía al ama de casa que su deber era cuidar de su esposo. En este sentido, el valor de la educación en el pensamiento crítico es la clave para poder ser menos manipulable por la información que recibimos a través de los medios.
Por otro lado, es una excelente herramienta para acceder a puntos de vista diversos, para otras lecturas, pero para ese recorrido hace falta acompañamiento en la enseñanza.
¿Leer es abrirse a entender mejor lo que nos cuentan que pasa a diario? ¿Es más complicado que antes saber leer comprensivamente? ¿Es más urgente saber hacerlo?
Creo que sí es urgente, pues hay determinados indicadores que me preocupan relacionados con los problemas que manifiestan los adolescentes y jóvenes (depresión, adiciones, acoso escolar, suicidio…). Pensemos que una lectura como la expongo en el libro es aquella en la que hay diálogo, reflexión sobre las experiencias de los personajes, sus emociones, sus relaciones… Todo esto es básico para que formemos nuestra identidad en el mundo actual que, como nos dice J. P. Gee, está en grave riesgo y muy tecnologizado.
¿Quién o quiénes han de tomar decisiones para que la ciudadanía sepa leer mejor? ¿Es pura responsabilidad individual?
Esto requiere un pacto social por la lectura, implica a todas las administraciones del Estado, el Ministerio de Cultura ha publicado el Plan de Fomento de la Lectura 2021-2024 y ha de materializarse y desplegarse en actividades concretas, y para esto es indispensable que el Ministerio de Educación y las consejerías y concejalías de Educación desarrollen sus planes también de manera que sea un desafío de cada centro y sistema educativo con responsabilidades y planes detallados en los que se faciliten medios, formación y tiempo. Igualmente con la implicación de todos los elementos del sector del libro, bibliotecas, librerías, editoriales, y de toda la comunidad y sin olvidar a los núcleos familiares. Los medios de comunicación también son fundamentales en este pacto social.
¿Leen poco los adolescentes? ¿Por qué?
Lo verdaderamente importante es si se están haciendo debates en el aula sobre temas de interés, si son o no una realidad los clubes de lectura, si trabajan proyectos de investigación y si esto forma parte de todas y cada una de las asignaturas. Porque hacer esto implica lecturas, aunque no solo, y conduce a más lecturas.
En 2006, en la LOE, se mencionan por primera vez las bibliotecas escolares y la lectura en clase… ¿En manos de quién ha estado la lectura en los centros escolares?
Cuando las intenciones se quedan únicamente en el papel y no se ponen los recursos, el profesorado los saca de su esfuerzo personal, motivación, profesionalidad con iniciativas muy interesantes que están funcionando. Algunos de manera aislada individual, otros de forma colaborativa, algo tan importante debe ser una prioridad y eso supone formación y tiempo en el aula disponible en la totalidad de los centros educativos.
Parece haber una relación directa con los incentivos que pongan los maestros y profesores en este aprendizaje del saber leer. ¿Leen mucho? ¿Deberían leer más y mejor?
Las dinámicas de aula relacionadas con la lectura requieren grandes habilidades/competencias, y por tanto de una buena formación y acompañamiento, y no debe ser algo exclusivo de los responsables de Lengua y Literatura. Por poner un ejemplo más extremo, sabemos la importancia de la lectura y su impacto en la psicología de todo deportista (pregunten al exciclista Pedro Delgado). Así que sí, más formación, leer más y mejor.
¿Si hubiera un fuerte pacto por la lectura —y por tanto, sobre la escuela—, se debatiría tanto en vano sobre currículos escolares?
Gimeno Sacristán nos aporta muchas reflexiones en relación al currículum y de forma particular sobre los contenidos. Son importantes pues el aprendizaje no se hace en el vacío, pero también son infinitos y esto hace difícil priorizarlos o jerarquizarlos. Lo más importante es para qué se usan esos contenidos; no son un fin en sí mismos. Ese para qué quita relevancia a la hora de tener que descartar un contenido por hace perder de vista que lo más importante es esa inquietud y curiosidad por aprender; es forjar ese pensamiento crítico, que junto con Carácter, Ciudadanía, Comunicación, Colaboración y Creatividad forman las 6 C que defiende Michael Fullan para el Aprendizaje Profundo.
¿Por qué escribiste este libro?
Por un lado llevo observando que el discurso del gusto por la lectura está poniendo el foco de manera principal en la evasión, el entretenimiento, lo cual está bien, pero eso compite con muchas otras formas que tenemos a nuestra disposición y que son mucho más atractivas. De tal forma que la función social, existencial y de conocimiento quedan eclipsadas. En Para qué leer pongo el foco en esas otras funciones que llamo otros “para qué”. Por otro lado veo a los jóvenes y adolescentes atraídos por esas formas de evasión y con la ansiedad que les llega porque no llegan a encontrar su identidad y referencias. Así que más que por qué, el libro es para que esos jóvenes y adolescentes a través de la lectura puedan encontrar esas respuestas y referencias que están buscando. Pero solos no pueden. En el libro explico cómo.
¿Qué esperas de tu libro?
Que se lea con una lectura reflexiva en el sentido de Freire, es decir que lleve a la acción. Y esa acción sea de cada ciudadano con su poder de influencia, cada uno consigo mismo, cada padre y madre de familia también con sus hijos e hijas, el profesorado en el aula y cada cargo con responsabilidad política e institucional, desarrollando los medios y las políticas.
¿Interesa a alguien que la gente no sepa leer?
Leer es diálogo, es pensamiento y creatividad, que viene de la espontaneidad que es romper con lo normativo. Aquellos que desean dominar y tener poder sobre los otros, preferirán que el otro no lea o utilizarán la lectura como instrumento de dominación, y serán lecturas no voluntarias previstas para los fines del dominador.
¿Una sociedad insuficientemente lectora puede ser democrática?
Democracia no es hacer los que la mayoría vota, sino que además esa mayoría valore y respete las minorías. Una lectura diversa nos abre a comprender y respetar la diversidad. Es uno de los fundamentos de lo que llamamos Bibliodiversidad. Por otro lado una democracia fuerte se sustenta sobre una sociedad con una opinión formada con capacidad de pensamiento crítico. La lectura y las conversaciones sobre los libros son la mejor herramienta para conseguirlo.
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