Mil palabras: María José Parages López

¿Quién eres?

Maestra de formación en Educación Infantil y docente comprometida con la Escuela Pública. He desempeñado docencia en distintos niveles educativos, además de educación infantil: en Educación de Adultos, en Primaria, en Secundaria y en Bachillerato como profesora de apoyo. Los últimos 10 años asumí la responsabilidad como directora en el CEIP La Biznaga (Málaga).

 ¿Dónde?

Hasta el 1 de julio de 2021 en el CEIP La Biznaga, desarrollando el modelo educativo del Proyecto Roma, que nos valió el reconocimiento nacional e internacional, como Escuela Inclusiva.

¿Un cambio que haga falta hacer en la escuela pública?

La escuela pública necesita un cambio cultural para recobrar sus señas de identidad perdidas en los últimos años como consecuencia de las políticas educativas conservadoras. Necesitamos recuperar el prestigio que supone la escuela pública, como fundamento del sistema educativo de nuestro país, para construir una escuela de todas y de todos para todas y para todos. La educación que ofrezca la escuela pública ha de ser aquella que no enseñe valores, sino que los viva. No hay que enseñar la bondad, sino vivirla. No hay que enseñar la belleza, sino vivirla. No hay que enseñar la solidaridad, sino vivirla. No hay que enseñar la paz, sino vivir en paz. Los valores no se enseñan, se viven. Nuestros niños y niñas necesitan crecer en la confianza, en el respeto y en la convivencia, pero sin exigencias, sólo por el placer de compartir un proyecto común. Mi lucha durante mis casi cuarenta años como docente ha sido procurar una educación basada en el respeto, la confianza y la convivencia, porque sólo así podremos construir el sueño de una sociedad más culta, respetuosa y tolerante, más democrática, más justa y más humana.

¿Un consejo al profesorado?

No soy muy dada a dar consejos, pero les pediría una reflexión: ¿están contentos con lo que aprenden los niños y niñas de su clase para lograr personas cultas, librepensadoras, dialogantes, cooperativas, democráticas, justas, autónomas y felices? El profesorado debe pensar sí le está ofreciendo o no un modelo educativo para construir un mundo mejor. Los fundamentos de esta educación han de ser los Derechos Humanos (1948) y especialmente los Derechos de la Infancia (1989)

¿Un reto en tu vida como docente?

Mi vida como maestra ha estado marcada por la consciencia del valor de la diversidad y de las dificultades que se plantean en nuestra cultura con ella, a la vez que ha sido constante mi defensa de que sólo la escuela pública puede dar respuesta a la diversidad. Al cierre de mi vida profesional n activo, seguiré colaborando desde la investigación en la formación de docentes para el reconocimiento de la diversidad humana como valor y no como defecto o lacra social.

¿Después de estos años como docente qué puedes decir?

Lo que puede decir es gracias, muchas gracias a las niñas y los niños por lo mucho que he aprendido y divertido con ellos, porque para mí ir al colegio cada día era una fiesta y una oportunidad para aprender juntos.

¿Algún logro personal?

He logrado que todo un centro educativo pase de un modelo educativo tradicional a un modelo educativo innovador que garantice la educación para todas las personas independientemente de su género, etnia, procedencia, religión, peculiaridad, etc. He luchado por hacer realidad que la escuela pública sea un lugar donde se vive en democracia y en los valores que permiten transformar su entorno social más inmediato y los entornos familiares de nuestro alumnado para contribuir de esta manera en la construcción de una sociedad más justa y democrática, menos segregadora, donde nuestro alumnado sea feliz y se haga cada día más culto y más humano. También he podido compartir mi formación, mis reflexiones y actuaciones con toda aquella persona que ha estado interesada en construir un centro inclusivo donde todas las personas de la comunidad educativa sean protagonistas imprescindibles en su construcción.

¿En estos momentos qué es lo que más te preocupa de la escuela pública?

Sin lugar a dudas el profesorado. La escuela pública, para cumplir el derecho que tienen todas las niñas y los niños de una educación equitativa y de calidad, necesita de un profesorado bien preparado científica y humanamente que, además de una formación teoricopráctica y prácticoteórica, sepa transformar las situaciones problemáticas en proyectos educativos que promuevan valores antirracistas, anticapitalistas y ecofeministas; que promuevan la inclusión de género, de orientación sexual, de etnia, condición social o procedencia y que se comprometan con la sostenibilidad y la lucha contra la crisis climática. La calidad del sistema educativo de cualquier país radica en la calidad de su profesorado. Por tanto, el papel del profesorado en la escuela pública no puede limitarse a transmitir contenidos a través de herramientas Web o Moodle. El profesorado ha de construir contextos cualificados para que todas las niñas y niños puedan aprender y, para esto, se necesita la participación de toda la comunidad educativa para transformar todas las situaciones problemáticas en oportunidades de aprendizaje o, como nos recuerda Freire: “Transformar las dificultades en posibilidades”.

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