Imágenes para pensar

Elvira Novell Iglesias
Maestra

Dice Irene Vallejo, que los libros apuntalan la democracia porque son un obstáculo para los que quieren manipular la historia y son un obstáculo para los que quieren manipular el relato del pasado, y yo añadiría aún que constituyen un obstáculo para los que no quieren que reflexionemos sobre él y sobre nuestro presente.

En este presente complejo y dañado, quiero traer a estas páginas la referencia de un libro-álbum, con unas imágenes muy potentes que nos remueven la conciencia y el corazón.

Se trata de “MIGRANTES” de Isa Watanabe, publicado ya hace un tiempo por la Editorial Libros del Zorro Rojo y que ganó el Premi Llibreter, que otorgan las librerías de Catalunya, en noviembre de 2020, pero que por desgracia, está de total actualidad.

La primera imagen que vi del libro, apareció ante mí casualmente navegando por internet, una ilustración sobrecogedora, que me impactó y me golpeó por su fuerza. En ella un conjunto de animales dispares con formas humanizadas destacaba con sus colores sobre un fondo negro, llamando la atención la expresión de miedo, cansancio y desesperación que en ella se mostraba.

Impactada por la fuerza y expresividad de la imagen, busqué su autoría, y así es como encontré a Isa Watanabe compartiendo su proceso de creación del libro.

Esa fue también la primera ilustración que se creó del libro. Su autora cuenta que después de ver una fotografía de unos niños descansando y durmiendo en un bosque huyendo de la guerra, quedó impactada por la expresión que transmitía su mirada e instintivamente empezó a dibujar esta ilustración.

La imagen es ahora, la cubierta del libro.

Entre los animales diversos vemos que hay uno pequeño y muy cansado. Ella, sintió la necesidad de crear una historia donde este pequeño personaje pudiera descansar, ser querido y tener esperanza.

“Migrantes” es un álbum silente, sin palabras, pero con una narrativa compleja y llena de matices que refleja y nos sensibiliza, más si cabe en este momento crucial, con la complicada situación que viven las personas migrantes y refugiadas.

En la historia, los personajes son animales muy variados que sufren juntos un largo y desesperado viaje, intuimos de donde vienen y más difícil es saber a donde van. Son todos distintos, aunque mezclados forman un grupo en común en el que comparten objetos y cuidados, aportando ternura a la historia.

Los personajes se encuentran en un entorno sin caminos definidos, un espacio casi vacío, un bosque sin hojas, un mar bravío, un desierto figurado. En este viaje largo y difícil dos personajes acompañan a nuestros protagonistas desde el inicio: la Muerte y el Ibis.

Una muerte de aspecto amable cubierta con un mantón floreado, que como en la vida misma siempre está ahí. El Ibis, ave con un importante componente mitológico desde el inicio de la humanidad, refuerza la metáfora y la carga simbólica de toda la historia. El Ibis, para los antiguos egipcios, era un pájaro migratorio, el primero en aparecer después de la gran tormenta que asolaba el territorio.

El libro surge de un impacto emocional de su autora, lo que la lleva a investigar numerosas imágenes de guerra y refugio, realizando muchos dibujos aunque no especialmente en un proceso estructurado, con un storyboard previo, sino más bien partiendo de la honestidad y la emoción. Poco a poco, en un proceso largo va tomando forma la estructura narrativa y ciertos elementos o escenas devienen muy importantes en la historia.

En un camino sin trazar, donde sólo se sabe de lo que se huye pero no lo que se encontrará al llegar, los protagonistas encuentran momentos para compartir y vivir. Escenas cotidianas cocinando, comiendo juntos y con un grupo de pequeños animales como el ratón, el zorro, la rana jugando a pesar de todo y es que los niños siguen siendo niños.

En este turbador viaje también hay momentos para el sueño y la esperanza, y ahí el bosque recupera el color. Para la autora era muy importante el desenlace, la posibilidad de encontrar un sitio que permita la dignidad, el florecimiento de algo nuevo, dejar un espacio a la vida y a la humanidad.

El libro termina con una cita de Theo Angelopulos en su cubierta, dejando la pregunta en el aire: “¿Cuantas

fronteras tenemos que cruzar para llegar a casa?”

El 50% del importe de su venta se destina a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

 

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