Tradicionalmente, muchos centros educativos hemos abordado la mejora de la convivencia sin tener en cuenta la perspectiva de género, es decir, obviando que en las escuelas de educación infantil y primaria también hay casos de violencia de género (VdG). Las evidencias nos muestran la necesidad de implementar programas educativos preventivos y que impliquen a toda la comunidad.
Está comprobado que, para acabar con todo tipo de violencia y en especial con la VdG, es necesario que las víctimas cuenten con una red de personas que las protejan y defiendan ante cualquier ataque. Pero debemos asegurar que los niños y niñas que van a defender sientan que están protegidos y que ese acto solidario y valiente no les va a traer problemas. Los ataques contra los que defienden a las víctimas de VdG tienen el objetivo de aislarlas, es lo que se conoce como Violencia de Género Aisladora (VGA). Por suerte, la ciencia nos ofrece las claves para que desde las escuelas superemos este tipo de violencia impulsando programas preventivos y comunitarios que protejan a quien protege.
Nuestra escuela es una Comunidad de Aprendizaje y desde 2013, a través de la Actuación Educativa de Éxito “Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos”, estamos logrando el sueño de una escuela segura donde nadie tiene miedo de ser atacado por apoyar a una víctima.
Curso tras curso, a través de asambleas con alumnado y comunidad educativa, hemos ido consensuando normas para prevenir todo tipo de violencia. Ahora tenemos claro que ser neutral es ponerse del lado del agresor y por ello, cuando vemos una agresión o una injusticia, nos posicionamos juntos haciendo “escudo”. Hemos aprendido a defender directamente diciendo frases como “no te lo voy a permitir” o “no estoy de acuerdo con lo que dices” y buscar más aliados valientes (iguales o personas adultas) que nos acompañen. Para proteger a quien denuncia tenemos las asambleas de aula que son espacios seguros donde se valoran los actos bondadosos, solidarios y valientes.
Hace unos años trabajamos específicamente la norma de “proteger a quien protege” dando mucho valor al acto de defender. En la escuela hablamos de lo que es la VdG, para que la identifiquen y la puedan denunciar. Puede ser un insulto hacia una chica, un tocamiento indeseado, intentar presionarla para que haga algo que no quiere, agredirla físicamente… Cuando alguien ve una agresión, pide una asamblea para denunciarlo. Entonces rápidamente levantan la mano para apoyar a quien lo cuenta remarcando su valentía y para apoyar a la víctima, preocupándose por cómo se encuentra y diciéndole: “puedes contar conmigo”. Además, al agresor le expresan el rechazo hacia ese comportamiento con frases como “no te voy a permitir que le trates así” o “ya no voy a jugar contigo por cómo la has tratado”. Que el resto de alumnado vea que no sólo no te pasa nada malo, sino que te valoran y te apoyan, hace que otros se animen a hacerlo, creando redes fuertes de apoyo que previenen de todo tipo de ataques.
El Club de los Valientes es una estrategia que se enmarca dentro de modelo dialógico y nos ha ayudado a hacer realidad este escudo protector que no deja a nadie expuesto a la violencia logrando prevenir y superar la Violencia de Género Aisladora (VGA). Con esta actuación gana mucho atractivo quien trata bien, quien defiende y quien se une a la defensa. Pertenecer a un grupo de valientes disminuye el sentimiento de soledad al que se ven expuestos en otros entornos, y se sienten unidos, seguros y fuertes ante cualquier ataque.
Sabemos que la formación basada en evidencias científicas es necesaria y, con el fin de crear una comunidad segura, desde hace años mantenemos un “espai de diàleg” mensual con profesorado y familias donde leemos y debatimos artículos científicos sobre la socialización preventiva de la violencia de género y también sobre la VGA. La formación con personas investigadoras en el tema también ha sido clave porque nos ayuda a estar al día en las últimas investigaciones. La ciencia y el sueño de lograr un mundo libre de violencia de género nos da fuerzas para no parar de caminar.
Deja un comentario