El consejero de Educación de la Comunidad Valenciana firmó el pasado 9 de noviembre de 2017 una resolución por la que revisa las listas de seleccionados para el acceso a cátedras de conservatorio convocadas en mayo de 2015. Dicha medida suspende cautelarmente los nombramientos, porque algunas puntuaciones otorgadas contravienen las bases.
La convocatoria fue desde el principio muy polémica en un sector congelado durante lustros. Sin entrar en el análisis jurídico que la actuación merece, expongo aquí mis primeras sensaciones. Hay que reconocer lo insólito que es una rectificación de la autoridad. Ojalá cunda el ejemplo. Es posible que poco a poco entremos en una nueva era. “Es de sabios rectificar”. Sin embargo, hay que lamentar el retraso con que llega. El paso del tiempo consolida situaciones y expectativas, a la par que devalúa la justicia: “La justicia en enero es rigurosa, pero llegando en febrero es otra cosa”.
Además de restituir la legalidad, habría que compensar a los perjudicados por el mal funcionamiento de la Administración y exigir responsabilidades a quienes sumaron mal, si se demuestra que fue así. Serviría para evitar que futuros deslices sigan amparados por la impunidad. Las oposiciones son procesos administrativos cada día más complicados, que generan crecientes tensiones y contenciosos. Todo este embrollo y encarnizamiento burocrático propaga una inevitable impresión de arbitrariedad, nepotismo e indefensión jurídica. “A río revuelto, ganancia de pescadores”.
Para combatir estos desvíos cabría actualizar, mejorar y simplificar las convocatorias; velar por su buen desarrollo instruyendo mejor a los tribunales, introduciendo observadores neutrales y mejorando la transparencia del proceso; y agilizar todas las diligencias. Ello requiere voluntad política, medios materiales y humanos, junto a más democracia y confianza en lo público. “Ninguna ley va a servir, si no se hace cumplir”.
Los principios de la Administración pública son, entre otros: eficacia, agilidad, responsabilidad, simplicidad, racionalización, coordinación, claridad, proximidad a los ciudadanos… Bellas palabras contenidas en la Ley que no se corresponden con una realidad sembrada de torpezas, retrasos, confusión, irregularidades, contradicciones, inseguridad, prepotencia y abusos.
El sentido común demanda su decidida defensa, sin asumir derrotas por adelantado. La Administración no es el ente abstracto e indómito que quiere parecer: es una creación de la ciudadanía y para la ciudadanía, constituida por personas. Tenemos el deber y derecho de requerir que funcione correctamente, cumpliendo con los principios declarados que la inspiran. Y aprendiendo de los errores.
Bien dices, estimado Víctor, al señalar que no has hecho un análisis jurídico de lo que ha sucedido -y sigue pasando- en el acceso al cuerpo de catedráticos de música y artes escénicas convocado por la Generalitat de Valencia en 2015 y de cuyo tribunal fui presidente.
Es un tema muy grave –y en mi opinión muy poco sostenible la actitud de la actual administración valenciana- la suspensión del procedimiento ordenada en noviembre por el actual Consejero, una actuación basada en conjeturas poniendo en tela de juicio el trabajo duro de muchas personas y una situación que afecta negativamente a la vida personal y profesional de muchos excelentes funcionarios.
Y desde luego que nada ayuda a ello difundir, como haces quizás con buena intención, una serie de infundadas sospechas hacia todos lados, incluyendo al propio tribunal: las cuentas se hicieron minuciosamente, con una herramienta informática hecha por dos excelentes profesionales imparciales, los dos inspectores de educación valencianos que por sorteo formaron parte de nuestro tribunal -uno de ellos actuando de verdad como secretario del mismo, hasta custodiando la llave de los despachos y el pincho con las calificaciones. Y fue por una reflexiva unanimidad del tribunal que se acordó interpretar el subapartado 1.2.6 del baremo, ahora en disputa, como entonces se creyó literalmente más adecuado (y no como ahora quiere la Generalitat que diga lo que no dice lo publicado: la propia Generalitat podía haber resuelto las dudas en su momento publicando una corrección de errores, que nunca hizo).
Víctor, eres demasiado inteligente y tienes ya mucha experiencia docente y gestora como para no saber que repartiendo así “puyitas” hacia todos los lados -excepto, será por “compromiso”, con la actual administración valenciana-, y ofreciendo divertidos refranes donde solo hacen falta razonamientos jurídico-administrativos, no se aclara nada ni se sirve a nadie dignamente, salvo que se quiera solo la polémica por la polémica.
Ya en el acceso asturiano a cátedras de música en el que, aunque no lo mencionas, has formado parte –en el pasado mes de noviembre vi tu nombramiento como catedrático numerario por ese acceso, algo de lo que me alegro, pues es justa recompensa a tantos años que has pasado como profesor numerario en comisión de servicios en una de las cátedras vacantes del RCSMM, aunque me preocupa que, según la normativa, hayas de obtener tu primer destino definitivo en Asturias-, sabes bien que hubo graves problemas con la convocatoria, que se resolvieron al final como se debe, es decir, con la publicación de su correspondiente corrección en tiempo y forma.
En todo caso, no hay que olvidar que tanto el acceso asturiano del 2014, felizmente resuelto ahora en 2017, como en el valenciano de 2015 ahora en suspenso, se hicieron ambos porque entonces no se habían aún publicado los temarios de las nuevas especialidades de catedráticos de música y danza y, por tanto, para ofrecer algún tipo de justa promoción profesional, no se podían convocar ingresos.
Lo que hace falta, en definitiva, no es entrar en frivolidades, sino conseguir que los juristas hablen, que en su caso los tribunales se pronuncien, y todos que lo hagan pronto (un reciente acceso a cátedras de bachillerato en la misma Comunidad Valenciana tardó casi una década en resolverse).
Un cordial saludo,
Álvaro Zaldívar, profesor especial numerario (por oposición libre en Madrid) desde hace más de treinta años, y catedrático numerario de música y artes escénicas desde la creación del cuerpo por la LOGSE en 1990
Muchas gracias por tu valiosa aportación a mis reflexiones. Ratificas mi impresión de que algo grave está pasando en la administración. Es un asunto que nos afecta no solo a docentes y funcionarios, sino a toda la ciudadanía. Abrazos, Víctor
A ver si empezamos a diferenciar entre oposiciones (libres y abiertas, con duras pruebas y pocas plazas) y los accesos (procesos restringidos, sin prueba práctica alguna y muchas plazas). Espero que el señor De Andrés no lo mezcle a sabiendas en plan totum revolutum. En Valencia hubo accesos y oposiciones. Y los catedráticos por oposición (pocos) nada tienen que ver con estas historias para no dormir.
Totalmente de acuerdo en que no hay que mezclar las cosas.
Saludos cordiales, Víctor Pliego