Expertas en innovación y formación TIC en Infantil y Primaria, Marta y Sara Reina se han convertido en referentes en el ámbito de las todavía llamadas nuevas tecnologías en el aula. Después de una larga trayectoria en el CEIP Antonio Machado, ahora se desempeñan como asesoras en el CTIF Madrid-Oeste: Sara para los niveles de Infantil y Primaria, y Marta en TIC.
Este año lanzaron Desarrollo de la Competencia Digital en Educación Infantil (Anaya) donde abordan la necesaria alfabetización en nuevas tecnologías y herramientas para el alumnado de esa edad, pero también aportando materiales e información para profesorado, madres y padres. “Y que se puede extrapolar perfectamente a otras etapas, porque, si tienes alumnado con una competencia digital cero, hay cosas que ahí aparecen y que van a ser de utilidad”, sostienen sus autoras. Con ellas hablamos de su trayectoria, sus experiencias en el ámbito digital y sobre los principales desafíos que la comunidad educativa debe enfrentar para aprovechar al máximo los recursos y las herramientas digitales.
¿Cómo habéis comenzado en el mundo de las TIC?
MR: Nuestra trayectoria empieza en Educación Infantil como tutoras hace unos 8 años. Pero un día decidimos adentrarnos en el mundo de las nuevas tecnologías utilizando un blog de aula como elemento de comunicación con las familias, y de pronto descubrimos un mundo nuevo en el que nuestro trabajo nunca había estado tan valorado y tan defendido por las familias, tan promocionado… Tuvo mucho éxito también entre otros docentes y, a partir de ahí, comenzamos a introducirnos en las redes, en el seguimiento de diferentes comunidades de aprendizaje en red, y nos fuimos haciendo un nombre en este ámbito de introducir las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
SR: Luego el blog de aula de Marta obtuvo el primer premio internacional a la Innovación de Educared (de Fundación Telefónica) y eso fue un impulso para que se diera a conocer nuestro trabajo, nuestra experiencia dentro del aula y supuso también una mayor difusión.
MR: Obtuvimos reconocimiento, y esto hizo que diéramos el salto para involucrarnos en un proyecto educativo de centro con la finalidad de introducir las tecnologías dentro de los procesos de aprendizaje y dentro de la escuela como organización. Así dimos el gran salto hacia la formación al claustro, hacia un proyecto de apadrinamiento de apoyo digital docente, a trabajar con las redes sociales del centro, así como la labor de crear nuestros propios recursos educativos.
SR: De manera paralela comenzamos un proyecto en Infantil de alfabetización digital en los tres ámbitos: profesorado, alumnado y familias.
¿En qué consiste este proyecto?
SR: En las reuniones de padres y madres les damos una sesión informativa de los recursos digitales que se iban a utilizar como medio de comunicación e interacción, además de las generales del centro. Con esto se consigue que hagan un aprovechamiento de sus dispositivos, y se afiancen en este mundo digital para acompañar a sus hijas e hijos.
¿Cómo cambió el centro a raíz de esta reingeniería de comunicación?
MR: Fue un cambio paulatino y no exento de dificultades. Destacaría que fue un proceso que respetó el tiempo de las y los docentes, el grado de implicación de cada uno, y en el cual tanto el alumnado como sus familias también tuvieron mucho que ver en esas nuevas demandas que comenzaron a surgir según subían de Infantil. Así conseguimos que no fuera nada forzado, sino que cada uno fue adaptándose en la medida de su preferencia y de su gusto. Hubo una gran implicación del equipo directivo, lo que nos ayudó a impulsar esta iniciativa. Porque estoy convencida de que, sin su apoyo, sin que se le considere dentro del proyecto de centro, un proyecto así no hubiera tenido el alcance y el impacto que hemos conseguido. Si el liderazgo de la organización está de acuerdo y lo promueve, siempre es mucho más fácil.
Y luego vino el área de Tecnología y Recursos Digitales…
SR: Además de todo este cambio, nuestro centro decidió incorporar la nueva área de Tecnología y Recursos Digitales, una asignatura de libre configuración autonómica para Primaria. Es optativa para los centros, pero no para el alumnado. Es decir, si el centro elige tener esa área dentro de su horario lectivo, todas y todos los estudiantes deben cursarla.
Nuestro centro, con el bagaje que ya tenía, decidió presentar un proyecto para incorporarla dentro de nuestro horario lectivo. Así, todo el alumnado, tiene unas horas a la semana dedicadas a esta materia, en las cuales se abordan también contenidos de otras asignaturas. El objetivo es que el área de Tecnología favorezca el aprendizaje y las distintas competencias, planes de mejora que hay en el centro, entre otros. Nosotras en concreto hemos desarrollado el currículo para esta área para todos los niveles de Primaria, además del material didáctico.
Brechas
¿Habéis valorado las necesidades y los desafíos de los centros educativos, del alumnado y el profesorado? ¿Hay una brecha insalvable?
MR: Brechas insalvables no hemos detectado. Nuestra experiencia es en un centro público con un nivel altísimo de alumnado inmigrante, un nivel socioeconómico medio-bajo y bajo, donde las tecnologías han sido un medio de mejora social y de consecución de nuevas oportunidades. A muchas de nuestras familias les ha servido para mejorar en el trabajo y adquirir otras habilidades y competencias. Y la brecha digital que había en el acceso, se está reduciendo notoriamente gracias a la universalización de los dispositivos móviles con acceso a Internet.
La gran brecha se está produciendo en el uso correcto y seguro de las tecnologías, donde la escuela y las familias tienen mucho que hacer. Y otra brecha aún mayor en el aprendizaje, en la mejora personal, y no hablamos solo del alumnado, sino que también de nosotros como profesionales a través de la formación permanente. Y debemos atajar desde la escuela estas brechas. Nosotras pretendemos que los chavales creen un entorno de aprendizaje en red, que conozcan herramientas para acceder, analizar, seleccionar y guardar la información, y así acudir a ella más tarde; que trabajen colaborativamente, que creen digitalmente, etc.
¿Tenemos un alumnado más responsable por el hecho de ser creadores y no solo consumidores en Internet?
SR: Yo creo que esa cultura de prosumidores, es decir que no sean solo consumidores, sino que también produzcan, les hace ser responsables, darse cuenta de que han creado algo, que tienen autoría y que les gusta que se les reconozca. Y a la hora de publicar son conscientes de que esa huella digital va a quedar para el resto de su vida.
Para sacar provecho de las herramientas digitales, las apuestas principales son la formación del profesorado y la inclusión en el proyecto de centro…
MR: Es un cambio metodológico que viene acompañado de una inversión de material tecnológico, porque este, por sí solo, no genera ningún cambio.
SR: Hay que incidir en tres cambios: en el ámbito metodológico, en el tecnológico y en lo organizacional. Es necesario que se produzcan los tres para que ese aprovechamiento sea adecuado.
Sorprende que la formación de Magisterio tenga la mención en TIC, cuando quizás debería ser algo ya totalmente incorporado al currículo…
MR: ¡Vamos ganando terreno! Quiero mirarlo de forma positiva. Además, la apuesta de la Comunidad de Madrid por esta área ha sido muy oportuna y muy valiente. Y aunque hay detractores que hablan sobre la invisibilidad de las TIC, entendida como que no tiene que ser algo aparte, sino que se debe dar de manera transversal. Si analizamos la situación la invisibilidad está en los dos extremos: porque ya está totalmente integradas o porque no están ni se les espera dentro del mismo sistema educativo, y es la brecha a la que hacíamos referencia. Y la Administración tiene que generar algo, apostar y facilitar que el alumnado y el profesorado tengan acceso a ellas para que no se abra la brecha de acceso, sino de utilización adecuada y segura, y de aprovechamiento profesional.
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