David Calle Parrilla: “No toda la innovación tiene que ser tecnológica”

David Calle Parrilla, CEO de Unicoos y finalista del World Teacher Prize 2017

Del paro a ser uno de los 10 finalistas del World Teacher Prize que entrega la Fundación Varkey, conquistando en el camino a más de un millón de suscriptores desde su canal de YouTube. David Calle Parrilla (Coslada, 1972) perdió su trabajo como ingeniero de telecomunicaciones y volvió a hacer clases a una academia donde había trabajado en su etapa de estudiante para luego decidirse a fundar su propia academia en las afueras de Madrid.

Su espíritu emprendedor le llevó a Internet para subir vídeos con contenidos de apoyo que, poco a poco, le valieron el pase a la fama mundial. Unicoos, cuyos vídeos han sido vistos por más de 30 millones de personas, fue escogido en 2015 como el canal de YouTube de mayor impacto social en España, ya que su contenido está disponible de forma gratuita.

Creatividad, esfuerzo, pasión y resiliencia se conjugan en la historia de David, competencias que son y serán todavía más fundamentales en las próximas décadas.

Uno de los mejores docentes, una de las personas más creativas y una larga lista de reconocimientos… ¿Cómo empezó todo? Desde la ingeniería y el paro a una relevante posición en el ámbito educativo. ¿Cómo ha sido este viaje hasta aquí?

Ha sido apasionante, difícil, inspirador y sobre todo he aprendido muchísimo por el camino. De lo que debe y no debe hacerse. Me quedé en el paro con 30 años y pasé de ser ingeniero en una gran multinacional a profesor en una pequeña academia de barrio. Luego fundé mi propia academia, también muy humilde y empecé a grabar vídeos con la única intención de poder ayudar mejor a mis alumnos y de brindar la oportunidad de poder mejorar a todos aquellos que no podían permitirse clases extraescolares por las tardes. Lo que vino después no podía imaginármelo.

¿Cambia la vida después de ser considerado uno de los diez finalistas del Global Teacher Prize?

Sí, muchísimo, sobre todo porque sin pretenderlo me encontré en la posición de poner en valor la profesión y la labor de miles de docentes en España. Yo, que ni siquiera me creo el mejor profesor de mi barrio y que considero imposible valorar en un ranking si un profesor es mejor o peor que otro. ¿Cómo puedes medir el impacto que supones a tus estudiantes, la pasión o la energía que pones en tu trabajo, el avance curricular de tu alumnado gracias a lo que haces? Imposible. Pero a partir de ahí mi vida cambió, sin duda. Yo ya tenía un canal de YouTube de cierto éxito que acumulaba centenas de miles de seguidores, aunque no podía imaginarme lo que llegaría después. Mi segundo libro está en marcha, hago ponencias por toda España… Incluso he empezado a dar clases en un máster de Innovación Educativa. Mentiría si digo que no estoy encantado. Y a veces sobrepasado. El trabajo en unicoos también se ha multiplicado y mi equipo y yo estamos trabajando sin parar para intentar aprovechar el momento, seguir creciendo y poder ofrecerles gratis, como siempre, la mayor cantidad de contenidos de calidad posibles.

¿Qué tiene y qué no tiene un docente innovador?

Innovador o no, creo que un docente que ama su profesión debe intentar por todos los medios tratar de conectar con sus estudiantes, e intentar inspirarles y animarles a aprender. En el momento actual, con un alumnado profundamente conectado a todo tipo de redes sociales y siempre pendiente de Internet y sus smartphones, la innovación pasa por intentar adaptar los objetivos didácticos que todo profesor debe cumplir con aquello que les apasiona. Pero cuidado, la innovación no empieza porque todos tus alumnos tengan una tablet en el aula. Es intentar hacer cosas diferentes que aporten algo a tus clases. Y se puede ser innovador con un barreño de agua y un trozo de madera para explicar el principio de Arquímedes, por ejemplo. No toda la innovación tiene que ser tecnológica.

¿La creatividad se trabaja y se aprende o es algo innato?

La base está en ser curioso, precisamente una de las cualidades que intento despertar en mi alumnado. Si un profesor investiga y dedica tiempo a conocer otras iniciativas o a hablar e interactuar con sus estudiantes para conocerles mejor, será más sencillo encontrar soluciones creativas y diferentes para los problemas de siempre.

Como todo en la vida, la pasión es la clave. Si te apasiona tu trabajo, por muchas dificultades, obstáculos y carencias que te encuentres, encontrarás una forma diferente de hacer las cosas o un plus añadido a la forma tradicional de explicar un tema o una lección en concreto. A veces es difícil, faltan tiempo, recursos, formación, reconocimiento. Pero tenemos la profesión más hermosa del mundo y una gran responsabilidad que debemos afrontar con el mayor optimismo posible.

¿Cuál es el mejor consejo que podrías dar desde tu posición actual a todos aquellos y aquellas que están comenzando en el mundo docente?

Que nunca olviden la razón por la que decidieron hacerse profesores y le pongan toda su energía, pasión y dedicación a la profesión que ejercen. Lo que los docentes hacemos o no hacemos en clase pueden marcar para siempre la vida de nuestro alumnado. Y esa es, o debería ser, la única motivación para trabajar duro y no rendirse ante las dificultades, que en España son muchas. Hay millones de cosas que deberíamos hacer para hacer que nuestra profesión sea valorada como merece. Pero mientras llegan esos reconocimientos o recompensas debemos hacerlo por pura responsabilidad. Me consta que puede sonar un poco naif, pero en mi caso lo hago, ya no solo como mi medio de vida, sino por el simple placer de sentirme partícipe de la evolución personal de un montón de “personitas” que algún día, ojalá, podrán cambiar el mundo y hacerlo mejor. Y hace falta que lo hagan.

¿Ha cambiado la educación desde que fue a la escuela hasta hoy? ¿Cómo?

No tanto como debería, porque el mundo sí que ha cambiado exponencialmente en los últimos 30 años. Cuando yo iba al colegio no había Internet, móviles ni ordenadores, ni siquiera calculadoras científicas. Recuerdo que los logaritmos se hacían a mano consultando una tabla y que no había día que no tuviera que ir a la biblioteca para hacer los deberes, porque allí si encontraba las enciclopedias y libros que necesitaba para hacerlos. YouTube, las redes sociales, Google, la realidad aumentada… me hubieran sonado a ciencia ficción. Por eso estoy convencido de que debemos, al menos en el caso de las ciencias, darle una vuelta radical a la forma de impartirlas. No puede ser que en la mayoría de los casos se sigan impartiendo matemáticas o física de la misma forma en las que yo tuve que aprenderlas. Nuestros estudiantes tienen en sus smartphones, al alcance de un clic, la potencia de un ordenador que supera a todos los que en conjunto llevaron al hombre a la luna. Y hay que aprovecharlo.

¿Estamos ante un cambio de paradigma en la forma de enseñar? ¿En el canal? ¿En el estilo?

Sí, sin duda. Como profesor en el máster de innovación Educativa de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) he tenido la suerte de conocer a muchísimos docentes con ideas nuevas (y no tan nuevas) que cambian o cambiarán la dinámica en el aula siempre que sea posible. El llamado modelo tradicional tiene muchísimas ventajas y, en ocasiones, es la única solución. Debemos aprovechar sus ventajas. Al fin y al cabo, es el modelo que ha formado a quienes han cambiado el mundo en los últimos 30 años. Pero me preocupa la generación que ahora mismo está en Secundaria, a la cual no podemos llegar si seguimos dando las mismas respuestas. La sociedad en la que viven ha cambiado radicalmente y la forma en la que se comunican, se relacionan entre sí, sus intereses, sus capacidades, sus pasiones, los retos a los que se tendrán que enfrentar, no tienen nada que ver con los de mi generación. Por supuesto, estoy convencido de que debemos sumar el formato audiovisual a la dinámica docente. Ofrece posibilidades que superan con creces las de cualquier libro, sobre todo porque es el formato al que dedican su tiempo libre y al que están acostumbrados, el que les resulta más natural. Pueden verlos una y otra vez, repetirlos, rebobinarlos, a cualquier hora, en cualquier lugar. Hablando de España, claro está, donde el acceso a Internet de nuestros estudiantes es casi universal.

En cuanto al estilo, yo tuve docentes de todo tipo y, en la mayoría de los casos, cada uno a su manera, me ayudaron a ser mejor. A mí personalmente me funciona mejor tratar de ser cercano a ellos, tratar de conocerlos personalmente, hablar en su “idioma”, acercarme a sus pasiones. Pero siempre firme. Cariñoso, pero firme.

Se trabaja mejor, ¿en el entorno de un aula o a través de canales digitales?

Yo doy clases desde hace veinte años en una academia y este año incluso en la universidad, pero no puedo decir mucho del trabajo diario en un aula en un instituto o un colegio. Como profesor de academia, afortunadamente yo no tengo que afrontar la burocracia, presión y obligaciones que sí tiene que sufrir un profesor en un instituto o colegio. Ni siquiera la presión de las familias, será porque yo no suspendo o castigo a sus hijos. Pero aprovecho la ocasión para reivindicar la labor de miles de profesores particulares y de academia, a los que nunca preguntan nuestra opinión y a los que no se les da el reconocimiento que merecen.

Nosotros debemos responder con resultados inmediatos y conseguir que nuestros estudiantes aprueben o saquen las mejores notas posibles. Muchos de ellos con graves problemas detrás o varios años consecutivos con malas notas. La labor de coaching y reconstrucción emocional que hay que hacer con ellos nos lleva más tiempo casi que el que podemos dedicar a explicarles ecuaciones. En mi caso en particular estoy disponible por WhatsApp las 24 horas al día los 365 días del año. Afortunadamente no suelen ponerse a estudiar en Nochevieja o Nochebuena.

Si no hay resultados, nuestros ingresos disminuyen. Dicho esto, el trabajo como profesor en un aula o en YouTube no es comparable, pues cada uno presenta ventajas e inconvenientes propios. Sin duda es más cómodo trabajar en el mundo virtual, porque puedes dedicarle tiempo y tratar de ser creativo. Pero también es más difícil, exige mayor dedicación y lleva mucho más trabajo intentar ir más allá y abandonar el camino convencional.

Si tuviera que diseñar el aula ideal, ¿cómo sería?

Con mesas distribuidas de forma circular para poder trabajar en equipo y con espacios informales abiertos donde estudiantes y profesorado puedan hablar, debatir, investigar y poner en común ideas.

¿Cambiaría su trabajo actual por otro?

No. Ahora mismo no, mi trabajo me da todo lo que necesito para ser feliz y sentirme realizado. Además, con toda la humildad del mundo, creo que dar clase es lo que mejor sé hacer, aunque podría hacerlo infinitamente mejor.

Si me viera obligado a ello y dispusiera de unos años para estudiar, estudiaría medicina o psicología. Me parece admirable el trabajo de los médicos o de aquellos que ayudan a niños con problemas de adaptación de cualquier tipo.

Estoy seguro de que tiene planes nuevos… ¿Puede adelantarnos alguna de las sorpresas que traerá 2018 para David Calle?

Como comentaba, mi segundo libro saldrá en marzo y estoy muy ilusionado. La editorial le está poniendo mucho muchísimo cariño. Se titulará ¿Cuánto pesan las nubes?, y será sobre preguntas sencillas y sus respuestas científicas, para tratar de inspirar a quienes lo lean a preguntarse el porqué de las cosas e iniciarse en el mundo de la física o las matemáticas. Y en Unicoos, mi equipo y yo estamos luchando y trabajando duro para poder añadir contenidos de otras asignaturas, otros niveles, una herramienta que permita al profesorado practicar aula invertida de forma controlada y monitorizar la actividad de sus estudiantes desde una aplicación móvil. Es duro, porque la idea es que en la medida de lo posible todo sea gratis y del menor coste posible. Pero ofrecer las mismas oportunidades a todos y ayudar a los profesores en su trabajo es nuestro compromiso y el motor e inspiración de todo lo que hacemos.

¿Cómo es el día a día de Unicoos?

Intenso, pero no hay dos días iguales. Lo primero es consultar las redes sociales para ver qué está ocurriendo en el ámbito de la educación y la ciencia, y revisar los nuevos comentarios y dudas de nuestros unicoos para darles respuesta y tomar ideas para próximos vídeos. Lo siguiente, revisar el email y atender de la mejor manera posible todas las propuestas que nos llegan.

El resto del día lo dedico a mis clases, producción de nuevos vídeos, reuniones con posibles partners o mi equipo para la mejora de la web, la logística y preparación de las próximas ponencias, atender a los medios, estudiar nuevas tendencias y oportunidades… Muy intenso, pero tengo la suerte de que me apasiona mi trabajo y me da la oportunidad de poder afrontar nuevos retos, así que me siento afortunado.

Más de un millón de suscriptores avalan el buen trabajo que estáis haciendo en la plataforma. Cuál es la siguiente meta, ¿aumentar el número de usuarios, ampliar las materias que se trabajan…?

Sobre todo, contratar a nuevos profesores para nuevos vídeos de otras materias. Biología, Geología, Economía, Dibujo, Química, Tecnología, Historia, Lengua… Incluso, aunque eso es más complejo, porque cada carrera es un mundo y es muy difícil abarcarlo todo, a contenidos universitarios.

Nuestro esfuerzo y todos los ingresos que obtenemos y obtendremos queremos dedicarlos a ello. También estamos subtitulando los vídeos al castellano para personas con discapacidad auditiva (la Fundación Vodafone nos está ayudando con ello) y a otros idiomas para todos los niños refugiados que llegan a España o a países hispanohablantes y deben integrarse en rápidamente, que me consta son muchos. En el fondo, como siempre, poder ayudar a nuestros unicoos más y mejor. Esa es nuestra única meta.

Si tuviera que escoger las 3 competencias que serán fundamentales para las nuevas generaciones en su vida profesional, ¿cuáles serían?

Pasión, trabajo duro y capacidad para adaptarse a los cambios y, sobre todo, para superar el fracaso y aprender de él. En las próximas décadas la inteligencia artificial va a revolucionar el mundo, ya está empezando a hacerlo. No podemos sospechar los cambios que se avecinan, que van a afectarnos en todas las facetas de nuestras vidas. Solo aquellos que no dejen de aprender, se arriesguen y abandonen su zona de confort lograrán las metas que se propongan, sea lo que sea que emprendan en la vida.

Acerca de Tomás Loyola Barberis 40 Articles
Periodista y editor, con 20 años de experiencia en medios de comunicación online

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