Marta Macho Stadler | Matemática y divulgadora científica
No leas, como hacen los niños, para divertirte, o como los ambiciosos, para instruirte. No, lee para vivir.
Gustave Flaubert
Se acercan unas fechas de compras compulsivas; hay que regalar, porque es lo que toca. Y, sobre todo, buscamos regalos para las niñas y los niños que nos rodean.
No es fácil hacer un buen regalo. Es necesario tener en cuenta los gustos de la persona que va a recibirlo, los deseos que ha ido declarando en las semanas previas, el presupuesto del que se dispone… A veces no nos queda más remedio que hacer las compras a última hora y, con poco tiempo, las buenas intenciones de buscar el regalo adecuado desaparecen.
Un buen regalo no puede ser sexista. Si pensamos en nuestras niñas, debemos tener en cuenta que, aunque la publicidad nos empuje a ello, los obsequios contribuyen a acentuar los estereotipos. ¿Por qué una muñeca para ella, mientras que un niño de su edad recibe un estimulante juego de construcción o un excitante laboratorio de química?
Las niñas y los niños desean que les regalen lo que su grupo de colegas tiene, o lo que va a recibir en masa; nadie quiere ser la rara o el raro de su grupo. Los regalos homogéneos, los marcados por la moda, por la presión publicitaria, son los fáciles de comprar y seguro que son bien recibidos.
Es difícil luchar contra los deseos declarados de nuestras hijas, nietas o sobrinas, porque es más sencillo cumplir sus expectativas o no hacerlas sentir bichos raros en su entorno por no tener aquel objeto imprescindible para las chicas de su edad.
En mi opinión, un buen libro es el mejor regalo, el regalo adecuado para cualquier edad. En estos tiempos en los que las prisas nos dominan, tomarse una pausa para leer, para leer con tranquilidad, es un ejercicio más que recomendable. Y, como dice la escritora Katherine Mansfield, las lecturas compartidas saben aun mejor:
El placer de leer es doble cuando se vive con otra persona con la que compartir los libros.
Katherine Mansfield
Me atrevo a continuación a recomendar unos pocos libros para regalar a jóvenes –pienso fundamentalmente en mujeres, en niñas, pero son igualmente aconsejables para niños–. Son todos ellos libros para leer y mirar en compañía, libros ilustrados, en los que las mujeres son las protagonistas, en los que los dibujos nos enamoran a primera vista y nos incitan a querer saber más sobre ellas. Son libros para leer con tus hijas, tus sobrinas, tus nietas, tus amigas. Son libros para conocer a todas esas mujeres extraordinarias que han luchado, actuado y nos han abierto camino a las demás.
Mujeres de ciencia. 50 intrépidas pioneras que cambiaron el mundo, de Rachel Ignotofsky (Nordica, 2017), nos acerca a cincuenta pioneras de la ciencia, algunas muy conocidas, otras ignoradas por la historia, todas ellas magníficos referentes para cualquier persona.
Valerosas (1 y 2), de Pénélope Bagieu (Dib Bucks, 2017), presenta las vidas de científicas, actrices o activistas que lucharon contra los prejuicios de su época y por alcanzar sus sueños.
Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, de Elena Favilli y Francesca Cavallo (Destino, 2017), se asoma a las vidas de cien mujeres ilustradas por sesenta artistas –científicas, astronautas, levantadoras de pesas, juezas, chefs, etc.–, cien ejemplos de determinación y audacia para soñadoras sin límites…
Un buen libro es, sin duda, el mejor regalo.
Vivir ensimismada. Leer. A través de la lectura, dialogar, en silencio con hombres y mujeres contemporáneos y con hombres y mujeres que hace años, quizá siglos, dejaron su mensaje en un libro para que yo lo leyera y lo encontrara en una búsqueda de respuestas a mis preguntas. Y el descubrimiento fascinante de afinidades, respuestas, sugerencias. Leer y leer, clásicos y modernos; libros en español, en otros idiomas…
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