¿Cerrar los centros de Educación Especial? No. Mejor abrirlos

María Antonia Casanova | Universidad Camilo José Cela (Madrid)

Está abierta la polémica ante la necesidad de llevar adelante el modelo de educación inclusiva en su sentido más estricto, es decir, escolarizando a todos los niños y niñas en la escuela ordinaria y dotando a esta de los medios pertinentes para poder atenderlos adecuadamente, y la postura de algunos profesionales y familias de centros de Educación Especial, que entienden es imposible ofrecer respuestas válidas a su alumnado fuera de ellos, por lo que consideran imprescindible mantenerlos como hasta ahora.

El último informe del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la ONU, acerca de la situación de la educación inclusiva en España, es contundente, como ya comenté en mi anterior artículo. Afirma con rotundidad que estamos cometiendo “violaciones al derecho a la educación inclusiva y de calidad” por continuar excluyendo de la educación general particularmente a personas con discapacidad intelectual o psicosocial y discapacidades múltiples. Personalmente, creo que tienen razón, dado que se ha demostrado fehacientemente que mejora la calidad de vida de las personas cuando se desarrollan en ambientes más ricos en cuanto a estímulos externos y, si nos referimos al aprendizaje, también las expectativas son más altas para todos en la escuela ordinaria, y eso favorece el esfuerzo y el mayor logro de metas alcanzadas.

Toda nuestra legislación, general y educativa, aboga por la educación inclusiva: es el modelo oficialmente aceptado. Pero después de treinta y tres años del comienzo del programa de “integración” y de doce años de la publicación de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el hecho cierto es que se mantiene un porcentaje, en torno al 20% de alumnado, que permanece escolarizado en centros de Educación Especial y que no se dan pasos para avanzar hacia el modelo propuesto como mejor para todos. Ya estaba previsto en la LOGSE que se convirtieran en centros de recursos para la zona, pero poco se ha trabajado para conseguirlo.

Por otra parte, la incoherencia que se da en nuestra realidad actual es que no solo se mantienen los centros de Educación Especial, sino que se construyen otros nuevos, como se ha anunciado recientemente en la Comunidad de Madrid para el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, previendo su inicio de funcionamiento para 2020. Pareciera que nos movemos en la ceremonia de la confusión.

La alarma en ciertos sectores surge, supongo, porque se habla de “cerrar los centros de Educación Especial”, cuando muchos están avalados por su buen funcionamiento, sin duda. Y, como antes decía, no se tiene confianza en que la escuela ordinaria disponga de los medios (de todo tipo) adecuados para atender al conjunto de la población estudiantil, sean cuales fueren sus características.

Pero pensemos en sentido inverso. Los centros de Educación Especial están bien dotados de equipamiento, de profesionales especializados, de instalaciones, de recursos didácticos…, para ofrecer una educación adecuada a su alumnado. No me cabe duda. Conozco su realidad de forma directa y la valoro sinceramente. Pero también es cierto que a esos niños y niñas se les priva del contacto con los demás, beneficioso no solo para ellos, sino también para el resto, que los conocería mejor y sabría apreciar sus capacidades y tratarlos como se merecen, personal y socialmente. El nuevo centro que se va a construir, con seguridad seguirá esta misma línea de actuación. ¿Por qué cerrar estos centros? ¿Por qué desaprovechar sus recursos y, sobre todo, el saber y la experiencia acumulada durante años por sus profesionales? ¿No será mejor abrirlos al resto del alumnado? ¿Qué problema hay en ampliar la matrícula a toda la población escolar y, progresivamente, ir escolarizando a cualquier tipo de niños y niñas en todos los centros, especiales o no? Mucho alumnado se vería favorecido por la atención de especialistas que, ahora mismo, la escuela ordinaria no tiene, o por la posibilidad de utilizar recursos no generalizados en el sistema.

En función de sus instalaciones y posibilidades, puede iniciarse la tarea de disponer de educación inclusiva en los actuales centros de Educación Especial, al igual que en todos los demás, para ir adaptando nuestra realidad a otra que parece confirmarse como mejor para la persona y para la sociedad. Esto no se hace de un día para otro, pero si se quiere llegar a que el modelo que defendemos sea el vigente, de verdad, hay que empezar a ponerlo en práctica.

¿Utopía? No lo creo, puesto que es una realidad en otros países. ¿Problemas? ¿Y qué tarea humana no los tiene? ¿Lo intentamos o continuamos privando de calidad educativa a las personas que más la necesitan? Habrá que decidirse.

13 Comments

  1. SI SOR SI NO INCLUIMOS A TODOS RETROSEDERIAMOS 100 AÑOS Y HARIAMOS LO MISMO QUE LAS PERSONAS O PAISES QUE NO INCLUYEN A LAS PERSONAS DE DIFERENTE COLOR Y LO PEOR EL COMERCIO GRACIAS

  2. SI-LAS ESCUELAS DEBEN SER INCLUCIBAS SI NO LO SON .RETROSEDERIAMOS 100 AÑOS Y ESTARIAMOS ENTRE LOS PAISES QUE HACEN DESCRIMINACION DE COLOR A LOS SERES HUMANOS DUELE MUCHO GRACIAS

  3. Realmente es un trabajo titánico, en México existe un gran talón de Aquiles, que es la capacitación de los docentes de grupo y el equipamiento para estos niños.

    • Efectivamente, es imprescindible disponer de docentes con una buena formación, tanto generalista como especializada y, por supuesto, instalaciones, equipamiento y recursos para poder atenderlos en las escuelas regulares. Pero hay que comenzar con el proceso, si se quiere llegar a la educación inclusiva en sentido estricto. Hay que planear, agendar… e ir dando los pasos para alcanzar las metas. Saludos.

  4. No creo que a muchos padres de los niños llamados » sin problemas » incribiesen a sus hijos en coles especiales. Siguen pensando que los niños con necesidades especiales arrasan a sus hijos a nivel académico. Hay que educar mucho a esos padres que se llenan la boca diciendo lo bien que educan a sus hijos en valores.

    • Evidentemente, falta mucha educación familiar y social para alcanzar una educación y una sociedad inclusiva de verdad. Saludos.

    • ESTOY DE ACUERDO CON USTED EN ESPECIAL SOBRE LA EDUCACION FAMILIAR Y 2º TENER DESCONFIASA EN LAS ESCUELAS ESPECIALES ¿POR QUE? HACEN DE LOS NIÑOS COMERCIO APROVRCHANDOSE DE LA INCULTURA DE SUS PADRES SALUDOS

      • Puede haber algunas escuelas «especiales» que hagan lo que Vd. dice, pero, al menos en España, eso no es lo general. Suelen trabajar muy bien, pero, en cualquier caso, con los niños separados del resto de la población. Y hay que procurar que toda la población se eduque junta, para que se conozca y se respete. Saludos.

  5. No creo que los centros de Educación Especial deban cerrarse, por el contrario, deben fortalecerse y adecuarse a las nuevas dinámicas. Son necesarios porque son especializados en el campo de cada discapacidad, agrupan a las familias y brindan los apoyos adicionales que requieren las personas con discapacidad, complementan la acción inclusiva de la escuela cuando hacen intervenciones especializadas, individualizadas, terapéuticas… La clave, es como lograr que estas instituciones trabajen de manera articulada con las de educación. Por ejemplo, con una comunicación directa con los docentes sobre las intervenciones que deben hacer en el aula, con ayudas sobre las pautas de crianza desde las familias, de conductas inadecuadas o disruptivas de los chicos con discapacidad, potenciales en el desarrollo del lenguaje, habilidades motores, comunicación aumentativa… estos aspectos muy especializados escapan de las competencias de los docentes y de las instituciones educativas, al igual que las posibilidades reivindicativas y organizativas que se gestan desde las familias.

    • Creo que la mejor forma de trabajar para beneficio de todos los niños y niñas es hacerlo juntos en la escuela ordinaria. Cuando dos profesionales, tutor y especialista, están colaborando en la misma aula, los buenos resultados se multiplican. No hay que prescindir de nadie, sino contar con todos, pero en la misma escuela para lograr una sociedad realmente inclusiva.

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