«Todo el pueblo forma la comunidad escolar»

Francisco Soto Alfaro | Maestro del Colegio de Falces

Falces es un pequeño pueblo de 2.400 habitantes situado en la Ribera de Navarra. Un solo colegio, el público Dª Álvara Álvarez, con 230 alumnos y alumnas desde Educación Infantil a primer ciclo de ESO. Toda la población escolar local convive en el centro y todo el pueblo forma la comunidad escolar.

Desde 2011 (con una campaña para iniciar el Banco de Alimentos local) el centro, entre otras innovaciones metodológicas, adoptó el Aprendizaje para el Servicio con la intención de conseguir personas más activas, integradas, comprometidas con la realidad, solidarias y críticas ante los problemas sociales.

Siguieron numerosos proyectos realizados por el alumnado de Infantil (pintar juegos en el patio para otros chicos y chicas; elaborar un libro y un vídeo para tranquilizar a los pequeños de la guardería antes de que vengan al colegio…), de Primaria (campaña para sensibilizar sobre el ruido que se produce durante las entradas o salidas; sobre el uso incorrecto del agua; o para conseguir un carril-bici, hoy felizmente terminado…) y de ESO (ayuda a los damnificados en Filipinas, comercio justo o apoyo a los refugiados y refugiadas llegados a Europa).

El curso 2016-2017 quisimos aumentar el interés y hacerlo participativo, es decir, que fuese la propia comunidad escolar quien decidiese a qué servicio iba a dedicar sus esfuerzos. Participaron: 5º con el proyecto Ayudemos a Haití tras el huracán sumado al terremoto anterior; 6º de Primaria con un proyecto para erradicar actitudes sexistas y agresivas; 1º de ESO planteó un plan para conocer y apoyar a Traperos de Emaús, entidad que se dedica a favorecer la reinserción social de personas a través del reciclaje de desechos del consumismo actual; y 2º de ESO propuso apoyar a las mujeres y niños maltratados por la guerra y las violaciones en Congo, relacionado con la extracción y tráfico de coltán para nuestros móviles y ordenadores.

Cada proyecto tenía que ser presentado en un acto en el colegio ante el resto del alumnado y en otro en el centro cívico del pueblo ante el público en general. El reto de exponerlo y defenderlo potenció la identificación de cada uno de los participantes con la situación que pretendían ayudar a mejorar. Se estableció una motivación afectiva añadida al proceso y un mayor rigor en el trabajo.

Tras optar alumnado, familias y vecinos por el apoyo a Haití, toda la comunidad se centró en el proyecto diseñado por el alumnado de 5º de Primaria. Cross y almuerzo solidario, festival con grupos culturales locales, álbum con fotografías-cromo de todo el alumnado y profesorado a la venta, un mercadillo y una solicitud de apoyo económico a entidades y grupos locales. Lo recaudado se entregó a una falcesina que trabaja en un colegio y comedor en el propio Haití.

Aprendizajes curriculares de diferentes áreas: lectura comprensiva, resolución de problemas matemáticos, cálculo de presupuestos, búsqueda y manejo de la información, estructuración del discurso escrito para organizar la presentación y el guión de audiovisuales, climas, geografía e historia de lugares diversos, demografía, adaptación humana al medio ambiente, TIC, atendiendo a los contenidos de cada nivel…

Aprendizajes que devolvió el servicio: respeto a los derechos humanos, incremento de la empatía y la solidaridad, entender mejor las causas de los problemas sociales reales, aceptar no “ganar” una elección y colaborar con el resto del centro… y muchas más que no fuimos capaces de prever.

Y, al final, el orgullo de pertenecer a un centro que deja de ensimismarse y sale a buscar la realidad, para intentar cambiarla, mejorarla, “aunque sea un poquito”.

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