Construcción colectiva de pactos de convivencia en el marco del Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos (MDPRC)

La Institución Educativa Santa Rita está ubicada en una zona rural del Municipio de Andes, en el suroeste antioqueño colombiano, contamos con 681 estudiantes en seis sedes. La economía de las familias está basada en el cultivo y cosecha de café y plátano, así como extracción en minas de oro. Nuestra población educativa presenta gran diversidad: social, cultural, étnica, religiosa, de orientación sexual, entre otras. Provienen en su gran mayoría, de diferentes departamentos de Colombia y otros, son extranjeros migran- tes. Casi toda la población pertenece a un estrato socioeconómico bajo y bajo–bajo.

Aunque desde el año 2019 implementamos la Actuación Educativa de Éxito (AEE) Modelo Dialógico de Prevención y Re- solución de Conflictos (MDPRC), con la llegada de la pandemia ocurrieron cambios en la forma de relacionarnos que aumentaron las dificultades en la escuela como agresiones verbales, físicas, apodos y, en general, intolerancia con la diferencia.

Era notable que estas actitudes y comportamientos au- mentaron en relación con años anteriores, lo que nos motivó a retomar el MDPRC en sus siete pasos, para construir un nuevo Manual de Convivencia con normas pactadas por todas y todos, que nos permitiera construir un entorno seguro y libre de violencias.

Para este fin y con convocatoria previa realizamos durante el año 2022 catorce encuentros de cuatro horas cada uno, con grupos de 100 personas conformados por: el o la estudiante, un familiar adulto o acudiente, el director de grupo, los directivos, el docente orientador, la docente de apoyo pedagógico para la inclusión y el tutor del programa Todos a Aprender.

En cada encuentro hicimos una descripción de los modelos existentes para resolver conflictos: el disciplinar, el mediador y el dialógico. Realizamos una dinámica llamada “Los olores de la infancia” que nos invita a recordar cómo fue nuestra infancia, cómo nos corregían nuestros padres y profeso- res, cómo eran las sanciones o castigos, luego los invitábamos a otra actividad para resolver los conflictos en la comunidad y en la familia. Los participantes debían realizar representaciones de los conflictos y su solución adecuada con herramientas claves como el consenso y el diálogo.

Finalizamos estos encuentros formando equipos heterogéneos encargados de identificar y exponer los conflictos más recurrentes en la escuela, enunciados en orden de importancia. En un pliego de papel debían exponer el conflicto y proponer la respectiva norma. Se les orientó sobre las condiciones de la norma, además, que se debía usar un lenguaje claro y en positivo. Este ejercicio nos permitió evidenciar dificultades que surgen en diferentes espacios como la cancha, el restaurante o la cafetería y entre diferentes actores de la institución como docentes, personal de apoyo administrativo o servicios generales.

Tras sistematizar la información, propusimos diez pactos de convivencia, validados por la Comisión Mixta, se socializaron en diversas asambleas de la comunidad educativa, se debatieron, se hicieron los ajustes propuestos y quedó como producto nuestro un decálogo de normas construido con la participación de toda la comunidad.

Después de un año y medio de trabajo, hicimos una fiesta cultural con representaciones artísticas de cada pacto y en un árbol de bambú, con hojas de cartulina de colores, cada persona de la institución asentó su huella como símbolo de pacto para cumplir las normas acordadas.

Los resultados de este proceso nos han permitido mejorar el desempeño académico en pruebas internas y externas, y han disminuido considerablemente los casos atendidos por el Comité de Convivencia Escolar.

Transformamos nuestro Proyecto Educativo Institucional con perspectiva de género, AEE, Principios del Aprendizaje Dialógico y las bases científicas de Comunidades de Aprendizaje. Cada año se hacen las inversiones para facilitar la realización de las AEE en mobiliario, material didáctico, clásicos de la Literatura Universal y textos científicos.

Todo este proceso transformador lo estamos realizado de manera autónoma y espontánea con el compromiso de las familias, el estudiantado, el equipo docente y directivo.

Comunidades de Aprendizaje ha resignificado nuestra labor docente, nos ha hecho mejores cada día, ha hecho surgir la magia de presenciar la verdadera transformación y la construcción de un mundo más humano, vivible, amable, equitativo y justo.

Nos sentimos fértiles semillas, que, desde este pequeño rincón de la tierra, germinarán para el mundo.